Qué tan frecuente te pasa que estás con tus hijos, familia, pareja, amigos, en una cita, en el trabajo, en una tienda o restaurante y quien te acompaña no te presta atención porque está usando su celular o cuántas veces tú lo ignoras por atender tu teléfono al recibir una notificación, un mensaje, o simplemente porque prefieres abrir la red para enterarte de las nuevas publicaciones, ya que se trata de ver todo y responder de manera inmediata, aunque no sea importante.
A esto se le conoce como phubbing o ningufoneo: no se considera a quien tenemos enfrente porque se presta más atención al celular. Si te has dado cuenta, esto sucede en las calles, cuando la gente camina, cuando maneja su coche, cuando hace ejercicio, etc.
Todos lo hemos practicado y padecido, al tener a la mano el smartphone se reduce la cercanía y la calidad de tus relaciones personales, el cara a cara.
El teléfono, para la mayoría de los usuarios, ya es una extensión de sí mismos, su vida no puede explicarse sin esta herramienta. Según un estudio de REVIEWS.org (empresa especialista en análisis de servicios de internet y telefonía), ocho de cada 10 personas lo revisan en los primeros 10 minutos al despertarse y cinco de cada 10 se duermen con él; mientras que el 65% lo usa cuando ve televisión y el mismo porcentaje cuando está en el baño.
Si a esto le agregamos que en promedio lo revisan 205 veces al día, es decir cada cinco minutos, con su mirada y un scroll tratan de averiguar qué pasa en su dispositivo, es difícil que atiendan a quien les habla.
Conforme avanza la tecnología, los celulares nos acapararán cada vez más. Cuando aparecieron solo se usaban para hacer y recibir llamadas, hoy son un gran almacén y procesador de datos: editan fotografías, videos, documentos; tienen mejor accesibilidad a la web y navegan más rápido; y que decir de las apps que optimizan y facilitan la vida y el entretenimiento.
El sonido, la iluminación de la pantalla, la vibración del smartphone, estar al pendiente de cada app, del mail, de los mensajes, todo esto hace que te distraigas, te olvides de tu entorno real, de quienes te rodean, dañando la empatía y comunicación con ellos y te vuelves dependiente e incluso puedes caer en una adicción si no eres consciente.
Si sufres de phubbing, ahora piensa en los niños y adolescentes porque también ellos son vulnerables al pasar más tiempo mirando las pantallas, cuando hacen la tarea, cuando comen, cuando tú les estás hablando, razón por la cual no te escuchan ni te hacen caso.
La Universidad Intercontinental (UIC) señala que este trastorno puede ocasionar padecimientos físicos y psicológicos como problemas de visión, dolores musculares al adoptar malas posturas, y lo peor, ansiedad, generada por una respiración agitada o sudoración cuando observan que se están quedando sin batería o no reciben una respuesta inmediata, además de sensaciones de temor a perderse algo, etc.
En los niños y adolescentes puede ir más allá, porque al estar obsesionados con sus dispositivos pueden sufrir de ciberacoso, sextorsión, grooming, etc.
El problema requiere mayor atención cuando el usuario empieza a descuidar sus actividades rutinarias (trabajo, escuela, etc.), sus horas de sueño o el tiempo para comer por atender su dispositivo. Es así que se deben de tomar medidas para reducir el phubbing y promover una comunicación más consciente, por ello están estos consejos de Save the Children y la UIC para que los asumas, te ayudes y ayudes a tus hijos:
- Reconoce el impacto del phubbing en tus relaciones y piensa sobre tus hábitos en el uso de dispositivos electrónicos.
- Establece momentos libres de tecnología: la comida, reuniones, trabajo, etc.
- Tu smartphone tiene un sistema de seguimiento del tiempo que utilizas la pantalla, ahí determinarás las apps donde pasas más tiempo para limitarlas.
- Bríndale atención a la persona que te habla, sin distracciones tecnológicas.
- Sé un ejemplo al mantener conversaciones significativas sin recurrir constantemente al teléfono celular.
- Educa a tus niños y adolescentes sobre el uso responsable de la tecnología y sus efectos negativos.
- Si el phubbing se convierte en un problema, busca apoyo y orientación profesional.
Para enfrentar esta situación la clave está en encontrar el equilibrio y controlar el uso del celular, por lo que pregúntate qué tan conveniente e importante es recuperar la conversación con tu gente, ya que hemos priorizado la conexión virtual sobre la real, estableciendo un muro silencioso que nos aísla.
Tú eliges: seguir siendo esclavo de la vibración, de la notificación, del temor a perderte algo o desafiar esta marea digital. Comienza guardando el teléfono, mira a los ojos a tus hijos, a tu pareja, a tus amigos y escúchalos sin interrupciones.
¡Eso también es responsabilidad digital!
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