Por Felipe Quintos
Socio Director de VOTIA
¿Cuál es el deporte nacional? Charrería dicen el 24% de los mexicanos, lucha libre el 6% y futbol el 58%. Así de contundente nuestra identificación con el balompié, amor añejo y declarado desde el momento en que la esférica rodó en tierras hidalguenses, una “cascarita” donde cuenta la leyenda que un grupo de mineros dio a México su primer y contundente triunfo internacional; ni más ni menos que sobre los inventores del ahora deporte más popular del mundo: los ingleses.
Cierto o no, la historia motiva, se suma a nuestro arsenal argumental que sirve de cimiento para sostener la esperanza, ungir héroes de pantalón corto y renovar la fe nacional antes de un mundial; el “síndrome pre copa del mundo”, ¡ser campeones mundiales! Dicen el 60% de nuestros connacionales cuando les preguntamos ¿qué esperan que pase con la selección mexicana en el próximo mundial. Pasa que mucho más de ese porcentaje de aficionados convencidos de lograr la hazaña depositan cada cuatrienio en 11 deportistas de uniforme verdiblanco por tradición, sus ilusiones, su necesidad de tener el orgullo a flor de piel. Más confianza y responsabilidad, mucha más que la que según su propio decir merecen los personajes que buscan trabajo cada trienio, cada sexenio. Héroes y villanos.
¿Y la liga mexicana? Pasiones, odios, amor, orgullo y sentimiento, incluso honor. Defendemos la camiseta en el estadio y en el día a día. El más odiado: América (51%), el más seguido también (30%) ¿el de mayor grandeza?… “…ni hablar, el América…” dice José Carlos, ingeniero civil egresado de la UNAM, orgulloso puma de corazón y parte del 42% que le asignan el atributo al equipo de Coapa. Y es que la grandeza se entiende no solo como tener más títulos de liga, grandeza es en esencia aquello que detona pasiones, sentimientos, lo que te lleva en continuo vaivén del amor al odio convirtiéndote de paso en el eterno protagonista.
El segundo equipo de mayor afición es Chivas (25%) sin importar las últimas temporadas y la posición en la porcentual, lejos Pumas con el 12%, en cuarto sitio penosamente Cruz Azul (10%) cuya sequía de campeonatos ha alejado a un porcentaje de sus seguidores, Tigres avanza y alcanza 8% seguido de Santos y Monterrey, ambos con 5% de la afición nacional. Si el porcentaje de seguidores define a los llamados grandes, estamos hablando de solo dos, con otros 5 que buscan serlo.
Para escoger al equipo de nuestros amores la mayor influencia fue el entorno familiar, el papá en la mayoría de los casos, incluso la pareja. Luego entonces el fútbol no solo es considerado deporte nacional, también es familiar; 90 minutos de convivencia en casa, en el estadio, en el restaurante, en cualquier lugar.
Pero si de este tamaño es el arraigo del fútbol en nuestras vidas, necesario sería tomarnos en serio la seguridad, poder seguir llevando a la familia al estadio. Muy lamentable suceso en el Santos-Tigres hace unos días en la llamada Casa del Dolor Ajeno donde han llovido señalamientos y acusaciones. Curioso sin duda que en los últimos 5 vetos a estadios la afición tigre haya estado involucrada en 3, pero más allá del hecho per se es indispensable reflexionar para entender la problemática de fondo, atacarla, cortarle el paso. La gente no acusa al equipo, tampoco a los encargados de la seguridad pues muy probablemente ni el doble de efectivos policiacos hubiera logrado parar el pleito.
El principal responsable dicen el 30% de los entrevistados, es la apatía con que se ha tratado el tema en la escala de la justicia punitiva asociada con las riñas en las gradas. Habría que voltear a ver a quienes se lo han tomado en serio endureciendo las leyes contra la violencia en los estadios, el mejor ejemplo parecen ser los ingleses que lograron por la vía legal garantizar el acceso seguro a un espectáculo que conglomera a millones de personas para no solo disfrutarlo, para sentirlo y seguir haciendo de él parte de su propia identidad; los británicos, por cierto compatriotas de aquel improvisado equipo derrotado en Real del Monte según la leyenda que sin duda deseamos creer.
Hay que legislar al respecto, hay que incrementar las sanciones, dicen el 22% y 26% respectivamente, para que el miedo se aleje de los estadios y prevalezca la cordura. Ir más allá de los vetos, eliminar los paliativos del discurso de la gente de pantalón largo en la Federación Mexicana de Fútbol. Puede gustarnos y “gustarles” o no, pero eso es lo que la gente piensa…