Hay frases y expresiones que definen a plenitud a las personas. El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana federal, Alfonso Durazo, ha acumulado varios dichos en la actual administración que lo pintan de cuerpo entero, y ni cómo ayudarlo. De todas sus alocuciones, cuando quiso dar por concluido el tema del Culiacanazo manifestó: “no debió ser” al referirse al operativo fallido para detener a Ovidio Guzmán.
Frase que, en realidad, engloba buena parte de su carrera política, caracterizada por la firmeza de sus convicciones políticas y personales. Al igual que el presidente López Obrador, descubrió joven las ventajas de afiliarse al Partido Revolucionario Institucional (PRI), donde llegó a trabajar con Luis Donaldo Colosio; más tarde detectó que en el tricolor no tendría espacios para sus expectativas, se acercó a Acción Nacional (PAN), donde trabajó para Vicente Fox.
En esas épocas fue un férreo defensor del neoliberalismo, que se había consolidado en México, hasta que sus errores personales lo apartaron de ese camino. Y a partir de 2006, descubrió –al ver el despunte de Andrés Manuel desde la jefatura de gobierno del DF- que había otras opciones y se unió al Partido de la Revolución Democrática (PRD) para apoyar la primera campaña presidencial de López Obrador; lo mismo hizo en 2012 y en 2018.
Antes de su actual cargo –que pronto dejará para irse como candidato a la gubernatura de Sonora-, fue diputado y senador con más sombras que luces en su desempeño legislativo. Sin experiencia previa en la materia, sin embargo aseguraba que para combatir la inseguridad, además de las mesas de diálogo, el proyecto de la 4T se proponía “el combate a la corrupción, los programas sociales y la capacitación policial”.
Desde que asumió la titularidad de la SSPC, consideró inviable retirar al ejército de las calles por la situación de violencia que atraviesa México, pero señaló que uno de sus objetivos sería “la formación de policías para la paulatina sustitución del ejército en materias de seguridad pública”.
Como primera medida decidió la desaparición de la policía federal y fue coautor de la militarizada Guardia Nacional, que sustituiría a la policía, contradiciendo sus propias metas. Además, el gobierno presente ha dejado de lado, para no decir abandonado, la formación policial en estados y municipios, además de reducir los recursos destinados a fortalecer a los órganos encargados de seguridad en las entidades federativas.
Durazo Montaño difícilmente podría decir misión cumplida, ya que en los 22 meses que estuvo al frente de la SSPC, ocurrieron 65 mil 549 víctimas de homicidio doloso en el país, de las cuales poco más del 10 por ciento son feminicidios en el país, lo que representa 9.8% más si se compara con el mismo periodo del último tramo de gobierno de Enrique Peña Nieto, de acuerdo con los registros del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Con esas credenciales de su último cargo, Alfonso Durazo sostiene que ha decidido “atender el llamado de la militancia de Sonora para buscar la gubernatura del estado”, sin precisar a qué instituto político pertenecen los militantes, y agregó que renuncia al gabinete, pero no al proyecto político que encabeza López Obrador.
Y para culminar, agrega a su perlario de expresiones lo siguiente: “estoy seguro que la historia, que es insobornable, más allá de las opiniones de coyuntura, terminará siendo generosa con nosotros por nuestro desempeño en el ámbito de la seguridad”.
Cuando la violencia en vez de bajar se sigue incrementando; cuando la Guardia Nacional en vez de velar por la seguridad de los mexicanos, cumple funciones de patrulla fronteriza para complacer a Estados Unidos; y cuando en Sonora asesinan a mujeres y niños, sin que hasta la fecha haya responsables, es ilusorio pensar que el titular de la SSPC ha hecho bien su trabajo.
Habrá que esperar si el juicio de los sonorenses es lo suficientemente generoso para quien ha dado muestras fehacientes de que sus políticas y estrategias en materia de seguridad “no debieron ser”, así lo demuestran sus resultados al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Mal y de malas Morena. Sin tener aún una nueva dirigencia que no se impugnada, con magras cuentas en las elecciones de Coahuila e Hidalgo, varios de sus liderazgos han resultado contagiados por Covid-19. Mario Delgado, Yeidckol Polenvsky y Gibrán Ramírez, entre otros, son ejemplo de que el repunte del coronavirus no es fantasía.