La idea que nos quiere vender el presidente Andrés Manuel López Obrador de que, con finanzas públicas sanas, en automático se contará con suficientes recursos para cumplir sus obligaciones, carece de bases reales. Lo cierto es que el gobierno, una vez agotados los fondos de estabilización, los dineros de los fideicomisos extinguidos le serán insuficientes para una eficaz gobernanza y, al mismo tiempo, atender las emergencias.
El grado de desesperación para allegarse recursos, le ha hecho perder imaginación en la búsqueda de recursos, a grado tal que quiere que el Banco de México le compre los “bonos chatarra” de la deuda de Petróleos Mexicanos que, a septiembre pasado, ascendía a casi 2.5 billones de pesos, y que creció cerca de 25 por ciento respecto del último día de 2019.
Aun cuando a los integrantes del consejo de administración de Pemex esta idea les pareció una excelente propuesta, “que refleja el cambio que impulsa el gobierno”, el elevado endeudamiento de la petrolera estatal, en realidad se ha traducido, en los hechos, en que los mexicanos, vía nuestros impuestos, estamos pagando un Fobaproa petrolero.
Ante esta descabellada idea, el subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel, aclaró que la ley no permite que estas reservas sean utilizadas para financiar a Pemex. A su vez un ex funcionario de Banxico, Manuel Sánchez, calificó a los valores emitidos por la empresa productiva del Estado como “bonos chatarra”.
Ante la negativa de usar las reservas internacionales, parece que al presidente López Obrador el único camino que le queda es la opción de los remanentes del Banco de México para -como él mismo ha dicho- destinarlos al pago de deudas. Obvio será hasta abril del año próximo cuando pueda disponer de alrededor de 350 mil millones de pesos, dependiendo de las variaciones en el tipo de cambio.
Sin embargo, dado que los pasivos de la petrolera son considerables lo que, entre otras cosas, le dificulta conseguir financiamiento favorable, en plazos y tasas de interés, porque los adeudos y vencimientos programados en los próximos tres años ascienden a casi 31 mil millones de dólares.
Es decir, ni siquiera la disposición de los remanentes que le entregaría el Banco de México, alcanzaría para cubrir los compromisos existentes, sobre todo si consideramos que las pérdidas de Pemex en 2020 serán superiores a las aportaciones fiscales que entrega a las finanzas públicas.
El Fobaproa petrolero que estamos pagando los mexicanos, en 2021 significará alrededor de 14 por ciento más que en el presente año, de acuerdo a las estimaciones previstas en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el año entrante.
No puede haber fianzas públicas sanas duraderas si el gobierno insiste en mal invertir, con los impuestos que pagamos los mexicanos, en sus costosos y poco rentables proyectos de infraestructura y ensanchar los apoyos que canaliza a través de sus programas sociales para, pretendidamente, asegurar fidelidades electorales.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
El Senado de la República aprobó esta tarde la llamada “Ley Nieto” que otorga facultades a la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para bloquear cuentas bancarias, sin necesidad de la orden de un juez. El bloqueo se realizará con base en una lista de sospechosos de evasión fiscal, lavado de dinero o terrorismo que integrará la propia UIF.