La posibilidad de que Rosario Robles Berlanga se acoja al criterio de oportunidad, confirmaría la sospecha de que el gobierno lopezobradoriano hará hasta lo imposible para poner de rodillas al Partido Revolucionario Institucional, de cara a las elecciones federales de 2021.
Los testimonios que pueda ofrecer la ex secretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, estarían encaminados -al igual que los formulados por los Emilios, Lozoya y Zebadúa- a mostrar ante la opinión pública el elevado grado de corrupción que prevaleció en la administración de Enrique Peña Nieto que, junto con Luis Videgaray, habrían sido autores y beneficiarios del ejercicio indebido de recursos públicos.
Pero no sólo ellos, sino que la intención es involucrar al mayor número posible de ex funcionarios de primer nivel que colaboraron en el gobierno anterior, lo cual confirmaría la hipótesis de que entre los priistas es imposible la honestidad.
Los descalabros en Coahuila e Hidalgo; las escaramuzas que se viven al interior de Morena, señaladamente lo que sucedió el pasado fin de semana en Nuevo León; y el hecho de que los Partidos Verde Ecologista de México y del Trabajo pretenden obtener un cobro mayor para mantener la alianza, permiten concluir que los guindas no las traen todas consigo.
Si los efectos de un repunte en el número de contagios y decesos por Covid-19 fuerzan a un retroceso en la reactivación de las actividades productivas y sus consecuentes efectos en el nivel de ingresos de los mexicanos, es obvio que ni el milagro de las remesas será suficiente para evitar el enojo social hacia el gobierno actual.
Un panorama con estas características difícilmente le permitiría al presidente Andrés Manuel López Obrador conservar una mayoría en el Congreso federal y ganar muchas de las posiciones en disputa: gubernaturas, ayuntamientos, congresos locales, lo que constituiría un frenón severo a las aspiraciones de que la 4T perviviera por largo tiempo en el poder.
El año que pasó en la cárcel, parece haber sido suficiente tiempo de encierro para quebrar la voluntad de Robles Berlanga que, ante la inminente imputación de nuevos cargos, parece decidida a colaborar con la Fiscalía General de la República.
Sus declaraciones y posibles denuncias, independientemente de la validez de las mismas, las aprovechará el ejecutivo federal para desgastar más la de por sí deteriorada imagen del priismo. Y como no queriendo tiznar, o al menos, manchar la reputación de la organización “Sí por México”, cuyos dirigentes fueron cercanos a los gobiernos tricolores y blanquiazules.
La agrupación que encabezan Claudio X. González y Gustavo Hoyos había logrado establecer vínculos con prácticamente todos los partidos de oposición, a fin de conformar un frente común, con miras a quitarle la mayoría a Morena en las elecciones de 2021.
Habrá que esperar a los testimonios de Robles Berlanga. De darse a conocer nuevos casos de corrupción, dicha alianza prácticamente se esfumaría casi de inmediato. En tanto, en las oficinas de Insurgentes Norte, deben estar con el Rosario en la mano.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Al concluir el segundo año del presente gobierno, los mexicanos deberíamos contar con un país menos violento y con un sistema de salud al nivel de los países nórdicos, de acuerdo con las promesas hechas por el primer mandatario. Ni uno ni otro; al contrario, los indicadores oficiales nos muestran que en vez de progresar tenemos retrocesos mayores a la etapa del neoliberalismo.