Debe ser preocupante para el presidente Andrés Manuel López Obrador que algunos de sus colaboradores le mientan y él tenga que apechugar por dar información no cierta, como ocurre en los casos de consumo y empleo, cuyas cifras reales exhiben al primer mandatario como falsario.
Una vez que retomó sus actividades, luego de haberse contagiado por el coronavirus, el ejecutivo federal aseguró que, al iniciar el año, en enero, el consumo interno y el empleo habían registrado crecimientos importantes, lo que lo mantenía optimista acerca de una pronta recuperación económica.
Por supuesto, la apreciación presidencial se sustentaba en datos proporcionados por su equipo económico cercano que, como se ve, ya se volvió poco confiable y digno de todo descrédito, al pretender engañar a López Obrador.
Cifras oficiales de los Institutos Mexicano del Seguro Social y Nacional de Estadística y Geografía, así como de la Antad echaron por la borda las afirmaciones presidenciales. Pero lo más grave es que los datos dados a conocer por estas dos dependencias y el organismo privado, son indicativo de que la ansiada y esperada reactivación tiene poco dinamismo.
En el caso del consumo interno, López Obrador -con base en sus otros datos- sostuvo que mostraba signos de recuperación, cuando en realidad, en el primer mes del año registró una caída de más de ocho por ciento; y por los resultados de la primera quincena de febrero, de acuerdo con estimaciones preliminares, las cuentas no son muy halagüeñas.
Respecto del empleo, la semana pasada López Obrador adelantó con mucha satisfacción que en enero se habían creado alrededor de 75 mil empleos, por lo que esperaba ganar tiempo para recuperar las fuentes de trabajo perdidas por la pandemia. Pero hete aquí, que el IMSS, indicó que en dicho mes las fuentes creadas apenas beneficiaron a cerca de 48 mil trabajadores; es decir, 27 mil plazas menos a las mencionadas por el presidente.
El recuento histórico del Seguro Social, muestra que los empleos creados en el primer mes de 2021 es la cifra más baja desde 2014. Además, en opinión de especialistas con este ritmo de generación difícilmente se recuperar el empleo perdido en 2020, como se estimaba desde el gobierno.
Al 31 de enero de 2021 se tienen registrados ante el IMSS 19.82 millones de puestos de trabajo, 669 mil menos que en el primer mes de 2020, lo que representó una variación anual negativa de 3.3 por ciento, y con esto se acumularon 10 meses consecutivos en declive.
Pero el problema no debe limitarse únicamente a recuperar los empleos perdidos por el Covid-19; debe también considerarse el rezago existente y que de acuerdo con el Inegi hay 8 millones 928 mil personas que —pese a necesitar o querer un empleo— no entran al mercado laboral por diversas razones, una de ellas es que no ven oportunidades. En esa condición se ubicaron al finalizar el año pasado, 3 millones 100 personas más que al cierre de 2019.
Estos son tan sólo dos ejemplos de que algo anda mal al interior del equipo cercano de López Obrador. La justificación de los otros datos, además de desgastada, pretende engañar al presidente y le resta credibilidad al gobierno cuatroteísta, ya de por sí minada por sus erráticas estrategias en el combate al coronavirus y su plan de vacunación.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Según información de la UNAM, durante el año pasado casi siete mil alumnos de licenciatura de la máxima casa de estudios abandonaron sus carreras -temporal o definitivamente-, y otros 762 que cursaban bachillerato o preparatoria también interrumpieron sus estudios, en buena medida como efecto del Covid-19.