El presidente argentino, Alberto Fernández, nunca sabrá el daño que causará a los mexicanos el haber colocado a su homólogo Andrés Manuel López Obrador en un auténtico nicho celestial, del que éste ya no querrá bajar, mucho menos que lo bajen.
Sus conceptos, muy sentidos, taladraron hondo en el pecho del Presidente mexicano, que si bien no lo tiene como bodega, según sus propias palabras, sí es un gran receptáculo de lo que quiere captar y retener.
Es claro que el presidente López Obrador tiene como obsesión la de parecerse en todo al presidente Benito Juárez García; sin embargo, hay una diferencia abismal, Benito Juárez sí escuchaba a sus colaboradores y éstos tenían la sabiduría, capacidad y valentía para retroalimentarlo, más aún para contradecirlo.
Entre esas personalidades de sus gabinetes figuraron (varios de ellos de manera rotativa), por ejemplo, Melchor Ocampo, Francisco Zarco y Manuel Doblado, en Relaciones Exteriores; Melchor Ocampo, Santos Degollado, Ignacio de la Llave y Francisco Zarco, en Gobernación; Ignacio Ramírez, Sebastián Lerdo de Tejada y José María Iglesias, en Justicia.
En Hacienda Guillermo Prieto, José María Iglesias y Miguel Lerdo de Tejada, y en el Ministerio de Guerra a Ignacio Zaragoza, Ignacio Comonfort e Ignacio de la Llave.
Al margen de las nada recomendables comparaciones, porque a todas luces no las hay entre aquellos miembros del gabinete y el presente, historiadores importantes refieren que el presidente Juárez sí escuchaba a sus colaboradores, quienes lo aconsejaban y mostraban sus diferencias si no estaban de acuerdo con él.
Y ahí estriba la diferencia, la talla intelectual entre los gabinetes de la Reforma y el de la Cuarta Transformación, no aceptan la más mínima comparación, so pena de verse altamente irreverente, si no es que groseros.
Una fuente consultada, conocedora del pensamiento, vida y obra del presidente López Obrador, revela a En Corto que más allá de la estatura intelectual del gabinete de la 4T, el verdadero problema radica en que sus integrantes muestran una pusilanimidad extrema que los lleva a aplaudir todo lo que haga y diga su jefe supremo.
Para la mayoría de ellas o ellos es cuasi un pecado contrariar al Presidente; su profundo vasallaje los lleva a decir sólo “sí” al jefe del Ejecutivo; han borrado de su vocabulario la palabra “no” cuando tratan con el primer mandatario o cuando reciben una indicación personal, directa o desde el púlpito de las conferencias mañaneras.
Sin embargo, lo todavía más preocupante para la fuente consultada es que el Presidente ya no escucha, ha caído presa de sus propios adagios, particularmente de aquel que reza que “el poder obnubila a los tontos”.
Si por sus genes corre la terquedad, la testarudez, la intransigencia, sostiene nuestra “garganta profunda”, por su testa desfila la soberbia, la arrogancia, la petulancia, las cuales fueron arraigadas por las actitudes sumisas de sus siempre cercanos, varios de ellos incrustados en su primera línea de gobierno, la mayoría de los cuales le dispensan sólo conceptos lisonjeros para gozar siempre de sus simpatías.
Y es en este hemisferio cerebral del presidente López Obrador donde cayeron los conceptos vertidos por su homólogo de Argentina, particularmente el de que “México tiene el primer presidente honesto y decente de muchos años”.
Si bien hace todo lo posible por emular al presidente Benito Juárez, a quien reconoce como el mejor mandatario de México, lo proferido por el presidente argentino, Alberto Fernández, lo harán proyectarse y querer alcanzar también la distinción internacional de Benemérito de las Américas.
La fuente consultada nos confirma cómo le complacen al inquilino de Palacio Nacional las encuestas nacionales que lo sitúan con buenos niveles de aceptación, pero aún más las foráneas que lo ubican como uno de los mandatarios mejor evaluados en el mundo.
Basta recordar aquella conferencia mañanera en la que el presidente López Obrador presumió estar en segundo lugar entre los mandatarios mejor evaluados del mundo, apenas por debajo del líder hindú, Narendra Modi.
De tal suerte que de ahora en adelante la mirada del mandatario mexicano estará puesta en su propósito de lograr que los ojos del mundo lo vean, les queden claras sus acciones en bien de los más pobres del país y del mundo.
Y de ahí su crítica hacia la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de la que dijo está siendo un florero en el tema de la distribución de las vacunas, en las que los países más necesitados son de los menos favorecidos.
Es muy previsible que su mira esté enfocada ahora en ser reconocido, en el concierto de las naciones, como otro Benemérito de las Américas.
En Cortito: Nos confían que un alto funcionario de la calle de Lieja ya recibió la vacuna, que se mantiene oculto por obvias razones y solo sale a la luz cuando lo requiere el Presidente. Pero que debido a la conferencia mañanera donde el mandatario argentino se refirió a que tuvo que renunciar a su ministro de Salud por haberse adelantado en la fila para recibir la vacuna, el funcionario mexicano no tarda en decir que también resultó positivo para alejarse de los rumores y de la falsa sociedad. Lo interesante será saber si este funcionario se brincó la fila con el conocimiento y/o el aval del presidente o si el actuó por sí mismo.
Nos cuentan que en Cuajimalpa, Morena tiene definido a su candidato; se trata de Roberto Candia, quien es uno de los cuadros más jóvenes que tiene el partido y hará todo lo posible por ganar la elección. Y en Nezahualcóyotl, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, brindó todo su apoyo para que el candidato a presidente municipal salga de las filas del Movimiento Nacional Unidos por un Mejor País que preside el todavía alcalde Juan Hugo de la Rosa.