Las críticas presidenciales a quienes, según su particular apreciación, guardaron silencio como momias, hoy quisiera se replicara este silencio sepulcral, sobre todo por parte del árbitro electoral, para que nada obstaculice la autopista construida para que Morena vuelva a tener mayoría diputadil, “haiga sido como haiga sido”.
Todos sus empeños por desacreditar al Instituto Nacional Electoral, sin embargo, han topado con la pared de la ley, que tiene perfectamente establecidos los procedimientos para llevar a buen puerto las elecciones de mitad de camino.
Por ello no deja de causar extrañeza que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, pida “discreción” en el actuar del INE, ya que ella se ha especializado en ello, a grado tal que su voz casi no se escucha y, por tanto, muy pocos le hacen caso.
Además, pidió a los consejeros electorales neutralidad y no buscar el escándalo, cuando son precisamente el gobierno morenistas y su partido los que promueven el linchamiento y la extinción del árbitro.
A lo largo de su gestión en la dependencia encargada de la política interior, la ex ministra de la Suprema Corte ha preferido ser la convidada de piedra en las decisiones importantes, y sin margen de maniobra le ha sido imposible concretar acuerdos serios y en favor de la democracia.
Sus pronunciamientos son como las llamadas a misa. De ahí que al más puro estilo de Jalisco, Morena decida que nunca pierde y cuando pierde, arrebata, sobre todo porque cuenta con la anuencia del presidente Andrés Manuel López Obrador que, en uno más de sus trucos, se sacó de la manga un acuerdo por la democracia, que obliga a todos, menos a él y sus correligionarios a respetar la ley.
Sin el carácter necesario para garantizar la gobernabilidad en tiempos electorales, Sánchez Cordero prefiere el dulce encanto de la discreción y la neutralidad, aunque eso represente avalar conductas contrarias a la ley.
Hoy el lopezobradorismo busca con afán rendir la plaza del INE, como lo ha expresado no candidato, hasta ahora, Feliz Salgado Macedonio y el jefe de la cuadrilla de Morena, Mario Delgado Carrillo.
El también conocido como “toro” ya se saltó la cerca y embiste desaforado a todo lo que se le ponga enfrente, con tal de cumplir el capricho de quién lo hizo compadre.
Desde su palco de sombra, la jueza de plaza, mira impávida el espectáculo, discreta, lejos del mundanal ruido y del escándalo, siempre y cuando permitan a la ganadería de Macuspana ocupar todas las plazas.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La creciente participación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública y en proyectos del Gobierno en México generan preocupación en materia de respeto a los Derechos Humanos y de transparencia, declaró este miércoles el representante de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU-DH) en este país, Guillermo Fernández-Maldonado.