Se consideran productos orgánicos aquellos alimentos que se consiguen sin intervención de fertilizantes, herbicidas, pesticidas químicos o aditivos sintéticos en todas las etapas de su producción.
Este tipo de productos cuentan con un sabor y aroma naturales que van a variar en función de las características del sitio en el que se cultiven y su producción ayuda a prevenir el calentamiento global y el cuidado del medio ambiente al disminuir la propagación de compuestos y productos químicos persistentes y nocivos para nuestro ambiente, también permite la promoción de la biodiversidad y la conservación de especies silvestres.
De acuerdo con la FAO la agricultura orgánica presenta una serie de rasgos que permiten identificar las fuerzas que actúan en el proceso de crecimiento de la producción y las ventas de los productos orgánicos y su característica más notable es el énfasis que se pone en los procesos de producción en vez del producto mismo, por lo que se plantean esquemas de certificación confiables donde el consumidor tiene la garantía de qué los productos se generan cumpliendo con normas definidas, con un nivel bajo de residuos de plaguicidas, con métodos favorables al medio ambiente, con el tratamiento humanitario de animales, además de precios justos a los productores, particularmente en países en desarrollo.
Es importante distinguir entre los productos orgánicos y aquellos que utilizan algún tipo de etiqueta ecológica por ejemplo los animales criados al “aire libre”, donde posiblemente no existe ninguna verificación del cumplimiento de normas y por lo tanto sus precios son más accesibles comparados con los precios de los productos orgánicos.
Las reglas más importantes en la producción orgánica son restringir el uso de fertilizantes y plaguicidas sintéticos para la producción de cultivos y forraje, el uso de productos sanitarios sintéticos estimulantes y hormonas para crecimiento en la producción de los animales de cría; conservantes sintéticos y radiación en la manipulación postcosecha, así como el uso de organismos genéticamente modificados en todas las etapas de la cadena alimenticia.
Esto implica la introducción de cambios en las rotaciones y evitar los monocultivos e incluir a la cría de algunos animales esto permite también que la biodiversidad aledaña al sitio de cultivo pueda tener distintas fuentes de alimento nutrientes, favoreciendo los procesos de polinización y el mantenimiento de especies polinizadoras.
Los productos orgánicos son más caros debido a que sus rendimientos son menores con respecto a la producción con aditivos químicos, esto impacta también en la producción pecuaria debido a que los alimentos orgánicos no engordan tan rápido a los animales de granja, sin embargo, esto se puede compensar con precios de producción más altos y costos de insumos más bajos, adicionalmente existen subsidios gubernamentales para la producción orgánica en distintos países.
En cuánto a los beneficios se considera que son mejores a la salud y que presentan mejor calidad en olor textura o sabor, sin embargo, si hay una diferencia real en el contenido de nutrientes y vitaminas, la búsqueda del equilibrio entre la seguridad alimentaria y el cuidado del medio ambiente son los aspectos a evaluar cuando se decide qué y cómo producir y consumir, optar por la agricultura orgánica reducirá los costos de limpieza ambiental, disminuirá el daño relacionado con las externalidades y favorecerá la resiliencia de los ecosistemas y la sociedad.
Nuestro país ocupa el tercer lugar mundial en la producción orgánica después de la india y Uganda, ya que cuenta con 2 millones de hectáreas destinadas a la producción sin químicos y a la recolección de plantas silvestres, entre los principales productos producidos de forma orgánica se encuentran: aguacate, café, maíz, cacao, alfalfa, ajonjolí, guayaba, mango, limón y plátano qué son generalmente producidos por comunidades indígenas.