La Constitución está a punto de fenecer. El juez supremo, que no puede quedarse callado, ha dictado sentencia y hay de aquel juzgador, ministro o magistrado que ose contradecirlo porque sobre él caerá el estigma de la corrupción, la espada de Damocles y toda la maledicencia del cuatroteísmo que no se anda con medias tintas.
Quebrantador, por antonomasia, de leyes y reglamentos, Andrés Manuel López Obrador no sabe si asumir el papel de “hijo desobediente” -aunque emule a su némesis, Felipe Calderón- o representar el rol de Atila respecto a avasallar el marco normativo que da vigencia a la convivencia entre los mexicanos.
Si Paris bien vale una mentira, en el caso de México y su Carta Magna bien valen 50 mil mentiras o verdades no comprobables que López Obrador acumula todas las mañanas. Falsedades en las que pretende sustentar sus actos de gobierno que, por el solo hecho de ser pronunciadas por él, no deben ser objeto de escrutinio o comprobación.
A manera de botón de muestra, de un plumazo, mandó al basurero de la historia, su compromiso de nunca de los nuncas entrometerse en las acciones y decisiones del Poder Judicial. Pero no conforme con este abandono de la legalidad, les endilgó su creencia de que Arturo Zaldívar Lelo de Larrea es el único integrante de ese poder honorable e íntegro; los demás, incluidos los que López Obrador propuso, apoyan al régimen de corrupción, consciente o inconscientemente.
Durante semanas estuvo preparando el golpe traidor, sembrando dudas sobre la honorabilidad, autonomía e independencia del Poder Judicial, que es el último recurso de los mexicanos para defender sus derechos fundamentales frente al poder público que, en la actualidad, busca por todos los medios hacerse absoluto.
La amenaza sobre los integrantes de la Judicatura del presidente Andrés Manuel López Obrador, hoy cobró forma al señalar que quienes están contra la reforma al Poder Judicial, conscientes o no, apoyan al régimen de corrupción.
Y para que no quedara ninguna duda, sostuvo que los magistrados que voten en la SCJN contra la extensión del mandato del ministro presidente Arturo Zaldívar eran cómplices de la corrupción.
Por extensión, todas las reformas legislativas promovidas por el gobierno lopezobradoriano que actualmente se encuentran sujetas a acción de inconstitucionalidad deberían recibir el visto bueno de parte de los magistrados, así sea en contra de lo estipulado en la Ley Suprema.
De confirmarse esta tendencia, deberíamos prepararnos para darle los santos óleos a nuestra Carta Magna, pues la voluntad y caprichos presidenciales serían incontrovertibles y los ciudadanos quedaríamos en la indefensión total frente a un gobierno que todo avasalla a su paso.
La única posibilidad que nos queda a los mexicanos, ante la evidencia de que la postura de caporal asumida por la mayoría en el Poder Legislativo, es negarle el voto al cuatroteísmo el próximo 6 de junio y que el Atila que llevan dentro Morena y sus aliados se extinga, quedé en simple “hijo desobediente” y mantener vigente y actuante nuestra Constitución.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
El Primer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa, Especializado en Competencia Económica, Radiodifusión y Telecomunicaciones solicitó a la SCJN que revise las suspensiones definitivas otorgadas por el juez Juan Pablo Gómez Fierro, que impiden por el momento la aplicación de la Ley de la Industria Eléctrica.