Conforme se aproxima el día de la jornada electoral, los principales actores políticos, de todos los colores y signos, andan desaforados con tal de obtener la aprobación de la ciudadanía, sin importar ridículo o ilegalidad. En estas fechas, para ellos lo importante es el circo, mientras que para la población lo importante es ver de qué manera pueden asegurarse el alimento de mañana.
Además de la carestía, donde los precios de los productos de la canasta básica, día con día aumentan, en particular los perecederos o con poco procesamiento, miles de mexicanos enfrentan desempleo y salarios que difícilmente les alcanza para cubrir sus necesidades.
Datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), así lo demuestran. A un año de la emergencia sanitaria, social y económica provocada por la pandemia del coronavirus, la fuerza laboral en México, representada por la Población Económicamente Activa (PEA), cayó 1.63 millones de personas, al pasar de 57 a 55.3 millones durante el primer trimestre del 2021, con respecto al mismo periodo del 2020, con un impacto “desproporcionadamente” mayor sobre las mujeres.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que acaba de dar a conocer el Inegi, al primer trimestre del 2021, la población ocupada es menor en 2.1 millones de personas al caer de 55.1 a 53 millones; mientras que los desocupados subieron de 2 a 2.4 millones de personas.
Es decir, 2.5 millones de mexicanos en edad productiva no tienen empleo; cifra que supera en una quinta parte los dos millones de empleos que el gobierno lopezobradoriano iba a crear en 2020, y que el primer mandatario anunció, con bombos y platillos, en abril del año pasado, como una forma de contrarrestar los efectos de la pandemia, que ya mostraba los primeros signos de sus efectos.
Al cierre del primer trimestre del año –precisó el Instituto-, la tasa de desocupación aumentó 0.9 puntos porcentuales, al pasar de 3.4 a 4.4 por ciento a nivel nacional, con respecto a los primeros tres meses del 2020.
“El impacto de la pandemia en el mercado laboral ha caído desproporcionadamente sobre las mujeres, ya que el 84 por ciento de los 1.6 millones de personas que salieron de la fuerza laboral eran mujeres y siete de cada 10 personas de los 2.1 millones que ya no están ocupadas también eran mujeres”, resaltó Julio Santaella, presidente del Inegi, en su cuenta de Twitter.
Así, mientras un buen número de compatriotas se debaten entre la pobreza y la precariedad, gobernantes, candidatos y partidos políticos nos muestran sus miserias ideológicas, dejando ver su poco interés en la creación de fórmulas y mecanismos para revertir la escasa generación de fuentes de trabajo. A lo más que llegan es a proponer el autoempleo –la changarrización– que, en el mejor de los casos, les impedirá morir de hambre.
Para la clase política es mejor mirar hacia otro lado, hacia el lado menos menesteroso de la realidad. Y como es lógico suponer, el presidente López Obrador es el primero y principal actor en saltarse las trancas.
La falta de resultados de su administración, que seguramente impactará en la definición del voto de la ciudadanía, ha llevado a López Obrador a reeditar los métodos antidemocráticos utilizados por la denominada dictadura perfecta en los tiempos en que el priismo era la fuerza dominante.
Esta actitud conservadora del primer mandatario se ha vuelto más que notoria en las últimas semanas. Conforme los días pasan, López Obrador nomás no se haya ante la eventual pérdida del cuatroteísmo de la mayoría en la Cámara de Diputados. Y por eso, anda como chivo en cristalería, “macaneando” todo lo que se le ponga enfrente, olvidando la recomendación que daba a sus opositores: ¡serénense!
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Que seis candidatos a gobernador de Morena se encuentren entre los 10 aspirantes que han reportado más gastos que ingresos durante sus campañas electorales, en forma alguna es la razón por la cual los legisladores guindas en ambas Cámaras estén preparando una reforma electoral para evitar “excesos y abusos”.