No fueron únicamente el derrumbe de un tramo de la Línea 12 del Metro, ni la falta de medicamentos para personas con cáncer, ni las masacres de los días recientes, lo que provocó la pérdida de confianza de los ciudadanos de la zona metropolitana de la Ciudad de México en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y que lo tiene hecho una furia.
Por más que quiere cambiar el estado de las cosas para ajustarlo a su ecuación, a diario la rebelión de la realidad se hace presente para desmentir los dichos presidenciales y no la supuesta manipulación que hacen de la información los medios de comunicación convencionales.
Los elevados índices de inseguridad, cuyos muertos, de seguir la tendencia mostrada en la primera mitad del año, fácilmente rebasaran los 100 mil al concluir este año; y ante incremento en los índices de violencia familiar y contra las mujeres a niveles nunca vistos con anterioridad, el gobierno muestra una indiferencia casi absoluta.
Pasada la veda electoral, la delincuencia organizada ha reanudado su camino de sangre de manera impune, con lo cual se desmienten la aseveración de López Obrador de que en México se vive en paz y con tranquilidad.
En salud, la promesa de contar con un sistema semejante al de los países nórdicos en diciembre del año pasado, difícilmente se cumplirá al término del sexenio, mientras estamos cerca de alcanzar cuatro veces a cifra catastrófica de decesos por Covid-19 (de 60 mil a 232 mil); la escasez de insumos y fármacos cada vez es mayor y no hay para cuando se tengan en cantidad suficiente.
Los miles de empleos perdidos y negocios cerrados, ante la falta de apoyos efectivos, se suman al cúmulo de promesas incumplidas y las cotidianas mentiras mañaneras del jefe del ejecutivo, para quien ninguno de estos hechos es grave, como tampoco le otorga la debida importancia a la falta de inversión privada y el incremento de la deuda externa en un billón de pesos.
Niega López Obrador que haya endeudado al país, aunque informes de organismos internacionales revelan que México ha recibido créditos foráneos por más de tres mil millones de dólares.
No en balde un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) reveló que la ciudadanía mexicana confía más en las personas que conocen y en los medios de comunicación que en autoridades gubernamentales.
Datos de la Encuesta Nacional de Confianza y Percepción de los Medios de Comunicación, la Unesco resaltó los medios de comunicación, los medios sociales registran menor confianza, mientras que los medios comunitarios e indígenas son los que más confianza inspiran, aunque son menos conocidos.
Además, el organismo de la ONU hace notar que 6 de cada 10 personas consideran que todos los mexicanos tienen la misma posibilidad de estar informados. En la misma proporción, indican que hay una falta de información y transparencia en el país, y que los periodistas dicen la verdad y brindan información imparcial.
Esto revela que es en otro ámbito donde se da la manipulación informativa y no en la prensa, ya que ésta lo único que hace es mostrar la realidad, por lo cual los otros datos del oficialismo cada vez se desvalorizan.
Si se hiciera un recuento de las fake news de los medios de comunicación convencionales con las que divulga el primer mandatario, quedaría en evidencia la falsedad con la que actúa el gobierno actual. Afortunadamente, con la ayuda de los periodistas, la rebelión de la realidad cada vez es más amplia y gana adeptos.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
México fue ubicado en el lugar 90 de una lista de 179 naciones en el Índice de Estados Frágiles de 2021. El ranking es elaborado por el Fondo para la Paz, organización no gubernamental, que evalúa factores como la seguridad pública y la militarización del país, la polarización en la sociedad, la fuga de talentos, la presencia de refugiados o la intervención extranjera.
@Edumermo