Los encuentros con el gobierno de Estados Unidos no son como imaginaba, no son como López Obrador creía. En unas cuantas semanas pasó de una reunión “exitosa” a otra donde lo privativo fue el “buen ánimo” y cuyo principal logro consistió en el compromiso de una evaluación semestral para ver qué tanto se han avanzado o cumplido los compromisos.
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, indicó en un tuit que: “En la Casa Blanca, excelente Diálogo de Alto Nivel encabezado por la Vicepresidente Kamala Harris. Se inicia una nueva etapa en la relación económica bilateral”.
Fue tal el entusiasmo del canciller mexicano que aventuró que la administración de López Obrador espera una “llegada acelerada de inversiones” a su país para fortalecer las cadenas de suministro con su principal socio comercial.
Indicó Ebrard Casaubon que Estados Unidos definió cuatro áreas estratégicas prioritarias, “México va a participar en ellas por voluntad propia”, por propuesta de México, y vamos a tener un crecimiento acelerado de la inversión en nuestro país”, al considerar que esto fue esencialmente el mayor resultado alcanzado por los dos países en esta oportunidad.
Sin embargo, con base en la experiencia de años recientes, cada que se inicia un episodio nuevo en las relaciones méxico-estadounidenses los diferendos y conflictos nunca han estado ausentes, sobre todo en materia migratoria, cuya apertura depende de las fases de expansión de la economía norteamericana.
Debemos tener presente que, desde las negociaciones para la renovación del Tratado de Libre Comercio entre las tres naciones de América del Norte, México es el principal obligado a rendir cuentas, bajo la supervisión y vigilancia de sus contrapartes, en especial de los EEUU.
Este aspecto cobra especial relevancia, ante las denuncias formuladas por asociaciones de empresarios norteamericanos de que el gobierno cuatroteísta incumple con las obligaciones contraídas en el T-MEC, por lo que demandan se le exija su cumplimiento estricto.
Esta exigencia permeó en el encuentro. De hecho, el embajador de México, Esteban Moctezuma mencionó que además de aterrizar compromisos muy concretos y proyectos específicos, se convino la “instalación de un sistema de seguimiento de los resultados” con la reanudación del Diálogo Económico de Alto Nivel entre los gobiernos de ambas naciones.
El comunicado conjunto dado a conocer por ambas delegaciones concluye que se busca que el DEAN sea un mecanismo en constante evolución: los equipos técnicos trabajarán a lo largo del año en la implementación de las iniciativas y contará con una revisión semestral a nivel de subsecretarios o jefes de unidad y reuniones anuales a nivel secretario de Estado.
A reserva de su posible aceptación por la parte norteamericana, los programas sembrando vida y jóvenes construyendo el futuro tienen posibilidades de extenderse a Centroamérica, como un elemento para limitar la migración.
En el discurso, todo es color de rosa; falta ver si en los hechos no cambia su tonalidad por guinda. Tal vez por eso, Marcelo Ebrard no se atrevió a decir: misión cumplida.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
¿Qué tan largo será el brazo de la justicia, como para alcanzar a Pío, Martín y Delfina, por recibir “aportaciones” para el movimiento que hoy tiene en la Presidencia de la República a Andrés Manuel López Obrador?
@Edumermo