El denomina “monstruo de mil cabezas”, como se le conoce al conglomerado de las 49 aduanas que se encuentran a lo largo del territorio nacional, debido a la complejidad de su sistema, ha sufrido grandes cambios, no sólo en su forma, sino en su estructura.
Lo más importante es el combate frontal que ha hecho en contra de la corrupción, el influyentísimo y el enriquecimiento ilícito. Esto derivado de una instrucción directa por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Carlos Alberto Gómez Martínez, quien funge como Director General de Fomento y Administración Portuaria, ha sido detectado como un personaje que aún no entra en el esquema de cero corrupción como forma de una política pública responsable y más en un área sensible como lo es hoy en día las aduanas y quien se presume opera con un sesgo personal, no conforme con esto, dicho servidor público se dice respaldado por José Rafael Ojeda Durán, Secretario de Marina.
La autonomía de las aduanas no es algo nuevo ya que hasta mediados de febrero de 1992, la Dirección General de Aduanas dependía directamente del Secretario de Hacienda, al mismo nivel que las Subsecretarías de Ingresos. Hoy regresa a sus orígenes y en busca de una nueva era, a fin de mejorar la infraestructura, la tecnología y el equipamiento de las aduanas del país.