Desde hace algunas semanas, los habitantes de Nuevo Léon sufren de una fuerte crisis de escasez de agua, sobre todo los de la Zona Metropolitana de Monterrey que según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), es la segunda más poblada de nuestro país con un total de 5.3 millones de habitantes.
Ante esta situación, el Gobernador Samuel García, dispuso como medida extrema un horario de suministro de las 04:00 a las 10:00 horas, a excepción de hospitales y algunas escuelas.
A pesar de esto, en algunas zonas, sobre todo en las más alejadas, los ciudadanos no tienen una sola gota desde hace más de 20 días, las familias sobreviven gracias a las pipas que surten el vital líquido cada tercer día. Esto es un ¡sálvese quien pueda y como pueda!
Por lo que surge una interrogante que tal vez muchos nos hacemos: ¿Nadie vio venir esta catástrofe?
La crisis del agua no es un enigma y tampoco es un tema reciente, tuvieron que pasar mas de tres décadas y gobiernos que prefirieron cerrar los ojos ante este dilema que ha estado latente y que hoy le explotó en las manos a los gobernantes en turno.
En el 2020, ya era sabido que las presas El Cuchillo, La Boca y Cerro Prieto, se encontraban por debajo del porcentaje que permite la norma por lo que las autoridades federales y estatales debieron haber reducido la extracción del líquido, cosa que no ocurrió.
Además, a este descuido se suman múltiples factores que incrementan la problemática: la poca inversión en infraestructura, la mala gestión del recurso, la falta de un cobro adecuado, de planeación y la inequidad de la distribución, por mencionar algunos.
También, es importante recalcar que en México no existe un órgano regulador, toda la responsabilidad recae en los gobiernos locales, si bien, ellos son los responsables de administrar el vital líquido, hacer la planeación y ejecución de los proyectos que garanticen un uso más eficiente, nosotros como ciudadanos ¿qué estamos haciendo?
La realidad es que NO existe una consciencia colectiva acerca del cuidado del agua y de su uso responsable.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son necesarios entre 50 y 100 litros por persona al día para garantizar que se cubren las necesidades básicas; sin embargo, en el área metropolitana de Monterrey el promedio gasta 170 litros y en el municipio de San Pedro Garza García consumen 300 litros por persona en un día. ¿Cómo puede ser esto posible? ¿El privilegio nubla la empatía?
Lamentablemente esta situación no solo se vive en la Zona Metropolitana de Monterrey. De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), más del 83% del territorio nacional sufre sequías intensificadas desde marzo a consecuencia del poco porcentaje de lluvias.
Por si fuera poco, las malas noticias no terminan, por cada grado de calentamiento global, se estima que un 7% de la población en el mundo sufrirá una disminución de al menos 20% de los recursos hidráulicos renovables, de acuerdo a un informe de políticas de ONU-AGUA y de la organización Un Water acerca del “Cambio Climático y el Agua”.
Por su parte, Green Peace propone que la solución tiene que ser integral: desde un manejo adecuado de las áreas de conservación, el uso de tecnologías para aprovechar las aguas residuales, proyectos que impulsen la captación en las ciudades y mejorar la gestión, lo que ayuda a reducir la inequidad al momento de la distribución.
Y por muy increíble que parezca, nada de lo que se está haciendo en este momento representa una solución de fondo; hoy más que nunca se requiere de gobiernos que realmente tengan la voluntad, de políticos que piensen a largo plazo y no solo en obras de relumbrón, además de una buena planeación, dinero y por supuesto tiempo.
Es momento de reflexionar como sociedad acerca del uso que le damos a este recurso tan valioso. Para los gobernantes, es momento de crear políticas públicas integrales que verdaderamente coadyuven a resolver la situación.