Si algo caracteriza a la sierra de Oaxaca es la vida comunitaria. Esto llevó a una estudiante oaxaqueña, que actualmente vive en la Ciudad de México, a crear una biblioteca para su comunidad, a través de la donación de libros.
Gracias a la iniciativa de Adriana Kupijy Vargas Huitrón, alumna de quinto semestre de la licenciatura en Pedagogía de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM, la ranchería de Tejas –ubicada en el municipio de Santa María Tlahuitotepec, en la sierra mixe de Oaxaca- cuenta con una biblioteca con más de cuatro mil libros, entre enciclopedias, novelas, poemarios y libros de texto de primaria y secundaria.
La idea de abrir una biblioteca en su comunidad surgió por su interés de llevar a cabo un proyecto en beneficio de su comunidad. “Fue una crisis en la que yo me frustré mucho, pensé: para qué estoy estudiando si no estoy generando nada para mi comunidad ni mi entorno”, dice.
En enero de 2018, Adriana, con ayuda de una amiga que estudia Diseño Gráfico, hizo un cartel para Facebook en el que invitaba a sus amigos a donar libros para su comunidad. La meta era de 500 ejemplares, pero una empresa de helados oaxaqueña se interesó en el proyecto y decidió patrocinar la donación, por lo que llegó a juntar más de cuatro mil.
Mientras que Vargas Huitrón se encargó de transportar las donaciones de la Ciudad de México, su hermana recolectó los libros en Oaxaca y sus alrededores. Luego, seleccionaron las obras que estaban en buen estado, las limpiaron y clasificaron.
El proyecto original era entregar los libros a la biblioteca municipal, pero consideraron que se debía descentralizar. “El conocimiento no debe ser un privilegio de pocos, sino el derecho de muchos; los universitarios somos células transformadoras que se contagian unas a otras, sobre todo para una transformación social”, asegura. Con esta idea en mente, decidió abrir la biblioteca en la ranchería de Tejas, donde su abuela y su padre vivieron muchos años. Para junio de 2018, la biblioteca ya estaba en operaciones.
“Al principio tuvimos problemas por el espacio, pero se resolvió con el edificio comunitario. La comunidad lo recibió con mucho interés, hicieron los muebles, clasificaron los libros y mantienen las instalaciones limpias”, detalla Adriana, quien ahora es gestora de la biblioteca.
La también integrante del Sistema de Becas para Estudiantes Indígenas del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural e Interculturalidad aclaró que la biblioteca no es suya: “Es de toda la comunidad; seguiremos descentralizando el conocimiento y le daremos atención y continuidad a lo que ya tenemos”.
Considera que las comunidades de la sierra mixe de Oaxaca difícilmente tienen acceso a los bienes culturales del país y la biblioteca es su “granito de arena” para transformar a su comunidad. También relata que al lugar se han acercado niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad que buscan un libro para leer y eso ha ayudado a que tengan una visión mucho más amplia del mundo: “Los niños, por ejemplo, nunca habían leído El Principito, ahora saben que existe y quieren textos similares, algunos incluso han preguntado si tenemos libros de astronomía”.
No obstante, también se busca que la biblioteca se convierta en un centro cultural en el que se impartan talleres que preserven y promuevan la lengua mixe y las tradiciones de la región. De hecho, en agosto pasado la biblioteca realizó su primer taller de verano, enfocado en contarles cuentos a los niños y hacer historias tradicionales de la comunidad.
Pronto, se tendrá una segunda biblioteca, ahora en la ranchería Las Flores, de la cual Adriana Kupijy también será gestora. Todo este proyecto ha interesado a las comunidades vecinas, quienes le han pedido apoyo para tener una en sus respectivas rancherías.
Para conocer dónde se pueden donar libros para las bibliotecas comunitarias de la sierra mixe visita: https://www.facebook.com/Bibliotecas-Comunitarias-374257956695541/