Fue una importante hacienda, estuvo considerada parte de un proyecto de escuela militar, pero hoy en día, la Base Aérea de Santa Lucía es la apuesta de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, para ser el Nuevo Aeropuerto Internacional de México.
PRIMERA DE DOS PARTES.- La tranquilidad ronda por aquí, el único ruido que se escucha es el que llega de la autopista México-Pachuca. Una señora empuja una carriola con sus niños a un lado, sin mayor preocupación. Los puestos de pollos a la leña impregnan el ambiente, mientras un señor se acerca a un puesto de plantas y macetas. Las vías del tren dan esa postal del México antiguo.
Son las calles aledañas a la Base Aérea de Santa Lucía -ubicada entre los municipios de Zumpango y Tecámac- con enormes sembradíos de maíz que dentro de unos años cambiará radicalmente su fisonomía, así como la vida de los vecinos, pues aquí se construye el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
Inaugurada el 24 de noviembre de 1952 por el entonces presidente Miguel Alemán Valdés, la Base Militar N.1 General Alfredo Lezama Álvarez, como se llama oficialmente, es considerada la más grande e importante instalación de su tipo en el país.
Es una de las 18 bases aéreas con las que cuenta la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en todo el país. Tiene la pista más ancha del país, de 75 metros, a diferencia de los 45 metros de las pistas del aeropuerto capitalino, con una distancia de tres mil 450 metros de largo.
Desde lejos se pueden ver los hangares y la torre de control, además de talleres, aulas de entrenamiento e instalaciones deportivas. A un lado están las unidad habitaciones para tres mil familias, pero el destino de esta zona cambió el 28 de octubre de 2018.
Ese día concluyó la consulta impulsada por el entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador para determinar el futuro del nuevo aeropuerto que se construía en Texcoco.
Luego de tres días de votación, los mexicanos se inclinaron por la propuesta de reacondicionar el actual aeropuerto de la Ciudad de México y el de Toluca, y construir dos pistas en Santa Lucía, con lo que se desechó el aeropuerto que impulsó el entonces presidente Enrique Peña Nieto.
Así, el 29 de abril de 2019 el gobierno federal dio inicio a los trabajos preliminares y estudios específicos para la construcción del ahora llamado Aeropuerto Internacional “General Felipe Ángeles”, en Santa Lucía, Estado de México.
De acuerdo con el Primer Informe de Gobierno de López Obrador, para realizar la primera etapa de la nueva terminal aérea se tiene un presupuesto de 91 mil 977.8 millones pesos, estimándose concluir los trabajos el 21 de junio de 2021.
De las actividades realizadas entre diciembre de 2018 –cuando inició el actual sexenio- y junio de 2019, destacan los estudios de aeronavegabilidad por parte de la empresa NavBlue, que consideró que existe la factibilidad técnica para el desarrollo aeroportuario.
Además del Plan Maestro que lleva a cabo la empresa Aéroports de Paris Ingénierie (ADPI), y cuyo avance aproximado al 30 de junio es del 40 por ciento.
A la fecha, el gobierno federal ha adquirido 569.66 hectáreas de predios aledaños, lo cual corresponde al 41.29 por ciento de la superficie de amortiguamiento acústico y de seguridad, con un presupuesto de cuatro mil 009 millones de pesos para tal fin.
También se tiene una inversión de 6 mil 275 millones de pesos para la reubicación de instalaciones militares.
Mientras que en julio pasado, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó el proyecto del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía condicionado, con una vigencia de 33 años para la preparación del sitio y la construcción, y por 50 años para la operación de la terminal.
Sin embargo, el proyecto de nuevo aeropuerto no ha estado exento de altibajos.
El pasado 15 de agosto, el juez Quinto de Distrito en Materia Administrativa de la Ciudad de México, Juan Carlos Guzmán Rosas, concedió una suspensión definitiva mediante la cual se ordena al gobierno a detener la construcción en Santa Lucía, hasta que se fundamente la cancelación de Texcoco.
Pero la orden judicial – promovida por el colectivo No Más Derroches- también ordena a las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) a mantener en condiciones, las obras del nuevo aeropuerto internacional en Texcoco. Lo que se suma a una resolución similar, dictada por el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa.
En respuesta, el presidente Andrés Manuel López Obrador criticó a quienes calificó como “opositores” por promover amparos contra Santa Lucía- “¿Ustedes creen que en las pasadas administraciones se iban a dar casos, o se dieron casos como los amparos para construir el aeropuerto en Santa Lucía? ¿Hubo 80 amparos cuando se propuso la construcción del aeropuerto en el lago de Texcoco”, arremetió el mandatario
En tanto se resuelve este litigio, la vida transcurre de manera apacible en esta zona de matorrales, cerros verdes y cielos azules, mientras el futuro de los municipios aledaños a la Base Aérea sigue incierto.
Historia
La Base Aérea tiene sus orígenes en la antigua Hacienda de Santa Lucía, que data de 1576 y que recibió ese nombre porque fue oficialmente registrada el 13 de diciembre de ese año: día de Santa Lucía, aunque su fundación correspondió a los padres jesuitas en 1572.
Originalmente, la hacienda se dedicó a la crianza de ganado bovino y caprino y alcanzó a sumar 150 mil hectáreas. Al ser expulsada la orden Jesuita tanto de España como de las colonias, el gobierno español la vendió a Don Pedro Romero de Terreros, Conde Regla, en 660 mil 160 pesos fuertes.
Por décadas la hacienda quedó inactiva y fue fraccionada, hasta que en 1941, el gobierno del Estado de México decretó la cesión de la hacienda a la Secretaría de la Defensa Nacional, para crear la Escuela para hijos del Soldado, pero al no concretarse este proyecto, se determinó construir un nuevo campo aéreo militar que fuera de uso exclusivo para la Fuerza Aérea Mexicana, dando origen a la Base Aérea Militar No.1
Finalmente, el 24 de noviembre de 1952 el entonces presidente de la República Miguel Alemán Valdes, inaugura la base militar, ubicada al sur del pueblo de San Lucas Xolox, que fue un asentamiento fundado por los Mexicas, en las orillas del Lago Xaltocan.