Por Laura Haro Ramírez*
El pasado 8 de septiembre se presentó el Paquete Económico para 2020, es decir, el Gobierno federal ya nos dijo cómo y en qué piensa gastar nuestro dinero el próximo año.
Con un presupuesto de 6 billones 59 mil millones de pesos, se estipula que el 60% de éste se irá al pago de pensiones, aportaciones a los estados y al pago de la deuda, y el restante a los programas sociales para seguir repartiendo nuestro dinero a manos llenas.
Muy contrario a lo que cada mañana dice el presidente, donde dicho sea de paso, este ejercicio de “informar” todos los días a la sociedad mexicana se ha convertido en un ritual de mentiras, chistes y maromas, las cosas no van bien en nuestro país y menos en materia económica.
De acuerdo con datos del INEGI, durante el trimestre de abril a junio de este año, el Producto Interno Bruto (PIB) no tuvo crecimiento alguno, cuando en el mismo trimestre de 2018 fue de 1.3%. La inversión fija bruta, en su comparación anual, tuvo una caída de 6.9% en términos reales.
La situación financiera del sector público no es nada alentadora, el ingreso presupuestal, a pesar de tener un crecimiento de 0.6% respecto al mismo periodo del año pasado, tuvo una caída de 68.4 mil millones de pesos, siendo los ingresos petroleros los que registraron la mayor baja, y para el año 2020 se prevé que el precio del petróleo tenga una disminución de 55 a 49 dólares por barril, mientras tanto, la apuesta del presidente sigue siendo la de construir refinerías, en vez de apoyar y fortalecer al sector turístico que había sido la fuente de ingresos más importante para México.
Y el colmo de los colmos, a pesar de que este año el gobierno de Morena tuvo más ingresos en que gastar, no lo ha hecho. Por extraño que parezca, el gobierno de López Obrador no sabe cómo ejercer el presupuesto, no sabe cómo gastar nuestro dinero, pues en relación al gasto presupuestario, el Gobierno federal ha dejado de erogar 174.5 mil millones de pesos. Los rubros donde se han registrado mayores subejercicios son: salud, educación, ciencia y tecnología, defensa nacional, comunicaciones y transportes, infraestructura y muy dramáticamente con un subejercicio de casi 60% el turismo, entre otros.
¿Qué es lo alarmante de esto? Que sí hay dinero, sí hay dinero para abastecer de medicamentos a los hospitales, sí hay dinero para pagar a maestros, sí hay dinero para combatir el sargazo que ha provocado una crisis en las playas del Caribe, sí hay dinero para apoyar a los estudiantes en olimpiadas de la ciencia, sí hay dinero para construir carreteras y dar mantenimiento a las existentes, sí hay dinero para equipar y capacitar mejor a los encargados de la seguridad nacional y combatan a la delincuencia. Sí, sí hay dinero, pero la incapacidad de la Cuarta Transformación es tal, que teniendo todo para hacer una buena gestión pública, no saben cómo hacerlo.
El presidente miente cuando dice que no endeudará más al país. Tan solo en este primer semestre de 2019, la deuda ha crecido en 1.7% y con ésta, nuestra calificación crediticia va en detrimento, según las más importantes agencias calificadoras internacionales.
Y para mala fortuna de quienes creyeron en la promesa del hoy presidente de México, que el precio de la gasolina bajaría, lamento decirles que no será así, y por lo contrario, se prevé que siga subiendo. ¿Saben por qué? Porque la principal fuente de recaudación del IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios) es la gasolina y el diésel, y no hay manera de seguir sosteniendo los programas sociales que regalan dinero a diestra y siniestra, sin que los contribuyentes sigamos sosteniéndolos.
Estos son los datos reales, esta es la realidad económica del país. El presidente podrá decir que tiene otros números, más alegres, que seguro están en su imaginación, en “pejelandía”, ese mundo donde sólo él vive y donde solamente él es muy, pero muy feliz.
*Laura Haro Ramírez es Secretaria de Vinculación con la Sociedad Civil del Comité Ejecutivo Nacional del PRI.