Los Comités Autónomos del Agua, que a nivel nacional se estima existen más de 28 mil, brindan servicios a más de 7 millones de personas en las zonas rurales y pidieron ser reconocidos para fortalecer su gestión y operación en servicios del vital líquido para uso doméstico de manera autónoma en localidades rurales o indígenas.
En el Encuentro de Comités Autónomos del Agua se identificaron las principales problemáticas en relación con la gestión comunitaria del agua e hicieron un llamado a las autoridades y a la sociedad, particularmente en lo que respecta al reconocimiento de su autonomía.
Los Comités Autónomos del Agua tienen presencia a lo largo y ancho del país. Dichas organizaciones comunitarias han gestionado y operado los servicios del agua para uso doméstico de manera autónoma en localidades rurales, urbanas o indígenas. Se nombran de diferentes formas: comités autónomos, juntas de agua, pozos rurales, patronatos o sistemas de agua potable, entre otros.
Su funcionamiento se basa en estatutos de autogobierno, con elección democrática de las personas que conforman las organizaciones con cargos honoríficos, es decir, no reciben prestación económica, y para la operación y el mantenimiento del sistema funcionan a través de cuotas. A nivel nacional se estima que existen más de 28 mil Comités Autónomos del Agua que brindan servicios a más de 7 millones de personas, sólo en las zonas rurales.*
Durante el Encuentro, integrantes de diversos Comités de los estados de Hidalgo, Morelos, Puebla, Estado de México y Oaxaca coincidieron en que el agua representa un bien común y un derecho humano que nos da identidad, cohesión social y forma parte de nuestras cosmovisiones.
Asimismo afirmaron que el derecho al agua de miles de familias se encuentra amenazado, así como la propia existencia de los comités autónomos de agua, quienes a la fecha han logrado resistir y se han organizado para defender el recurso, recargar los mantos acuíferos y garantizar el suministro y saneamiento del líquido para millones de personas y seres vivos.
Entre las problemáticas que consideran más urgentes son la falta de reconocimiento de la autonomía y la libre determinación de las comunidades, pueblos y organizaciones; la existencia de procesos de despojo, acaparamiento y contaminación del agua en sus territorios; la poca sostenibilidad económica de sus organizaciones y la importancia de cohesionar la participación comunitaria para emprender acciones y demandas conjuntas.