En la Ciudad de México, el gobierno local ha mantenido su decisión de utilizar radares y cámaras de velocidad de la marca Dahua Technology para las fotomultas, a pesar de las crecientes críticas internacionales hacia la empresa. Bajo la dirección de la Subsecretaría de Control de Tránsito, encabezada por Cristian Raymundo Sumano Salazar, el gobierno capitalino sigue apostando por estos dispositivos, que están siendo implementados a gran escala en la ciudad. A pesar de que la firma asiática se encuentra vetada en diversos países debido a problemas de seguridad y ética, continúa siendo la opción elegida para el control de tránsito en la capital mexicana.
La administración de la jefa de gobierno Clara Brugada no ha sido la única en respaldar a Dahua; también se ha visto el mismo respaldo durante el mandato anterior. En la actualidad, 78 radares y cámaras de velocidad ya están operando, y se espera que el número se duplique, alcanzando los 150 dispositivos para finales de marzo de 2025. Estos equipos serán gestionados por DGSO México, una misteriosa empresa originaria de Jalisco que curiosamente no tiene empleados registrados en su perfil de LinkedIn.
Sin embargo, la presencia de Dahua en el sistema de fotomultas ha generado serias preocupaciones debido al historial de la marca en otros países. Dahua Technology ha sido prohibida en naciones como Australia, India, Reino Unido, Taiwán, Estados Unidos y varios otros, debido a sus vulnerabilidades en ciberseguridad y defectos en los productos. En 2018, el gobierno estadounidense promulgó la Ley Pública No. 115–232 SEC. 889, que prohíbe la adquisición de productos de la empresa, mientras que la Asociación de la Industria de la Seguridad (SIA) la expulsó de su organización por violaciones a su código ético.
Uno de los mayores problemas asociados a los productos de Dahua es la vulnerabilidad en sus cámaras de videovigilancia, las cuales han sido reportadas como susceptibles a accesos no autorizados, conocidos como “puertas traseras”. Esta vulnerabilidad incrementa el riesgo de ciberataques, poniendo en peligro la privacidad y seguridad de los usuarios y de las ciudades que dependen de estos sistemas de vigilancia.
En las redes sociales, también han circulado quejas sobre el mal funcionamiento de los radares de velocidad. Los usuarios afirman que estos dispositivos emiten destellos sin razón aparente, incluso cuando los vehículos están detenidos o a baja velocidad. Aunque las autoridades han explicado que los equipos están en proceso de calibración, los ciudadanos siguen cuestionando la fiabilidad de las fotomultas generadas por estos dispositivos.