La escena nocturna de la Ciudad de México ha cambiado, y uno de los nombres que ha contribuido a esa transformación es el de Antuan Harfuch Velasco. Con más de veinte años de trayectoria en la industria restaurantera, ha redefinido el concepto de salir de noche, apostando por experiencias que combinan gastronomía, atmósfera y entretenimiento en un solo lugar.
La pasión por la hospitalidad le viene de familia. Heredero de una tradición restaurantera de cuatro generaciones, Harfuch encontró en Grupo Harfuch el vehículo ideal para materializar una visión clara: crear espacios únicos, donde cada elemento —de la carta al sonido ambiente— esté pensado para dejar huella.
Esa filosofía se hizo tangible en Anónimo Cocina, un restaurante que sorprendió al integrar un speakeasy oculto tras su propuesta culinaria. Más que una moda, fue una declaración: los espacios también cuentan historias, y la noche puede vivirse desde una narrativa distinta.
El éxito de Anónimo abrió la puerta a nuevos conceptos como PNO by Anónimo, un piano bar donde la música en vivo se mezcla con la participación espontánea del público, y Sinatra, un homenaje a la elegancia clásica, con estética refinada y un ambiente íntimo que atrapa desde el primer momento.
“Cada lugar debe tener alma”, ha dicho Harfuch. Por eso, en cada uno de sus proyectos, la iluminación, el diseño sonoro y el trato personalizado juegan un papel clave. No se trata solo de ofrecer un buen menú, sino de provocar emociones duraderas.
Con un estilo discreto pero firme, Antuan Harfuch Velasco se ha convertido en un referente de la noche capitalina. No responde a tendencias pasajeras; crea espacios con identidad, carácter y un sello propio que lo distingue en una de las ciudades más dinámicas del mundo.