La inminente salida de Joaquín López-Dóriga abarcó, posiblemente, la mayor cantidad de caracteres en las secciones de Opinión. Dejaré solamente dos: por un lado, Sergio Sarmiento (Reforma) delinea un afectuoso trayecto periodístico de su compañero —desde las crónicas de la matanza de Tlatelolco, en el 68, hasta la injerencia que su noticiero en Televisa ostenta hoy en día— y desmiente, a la par, un posible disgusto entre éste y la televisora; por otro lado, Alberto Aguirre (El Economista) evoca una entrevista llevada a cabo en octubre del año pasado: «Ese día tendrá que llegar, indudablemente. ¿Por qué? Pues porque nadie es eterno e imprescindible», aseguró El Teacher López-Dóriga.
Héctor Aguilar Camín (Milenio) se pregunta, junto con Allyson Hobbs (The New Yorker), ¿por qué no nos inspira Hillary Clinton? Pareciera, se intuye, que el sexismo no tiene detractores con la misma pasión que el racismo, mismo que le dio a Obama la presidencia en 2008. Después de cavilar una serie de conjeturas en torno a los roles de género y sus respectivos despliegues, plantea una metáfora interesante: «Ser candidata a la presidencia es un trabajo de Sísifo cercado por dilemas circulares: lo que se gana en un lado se pierde en el otro».
Manuel J. Jáuregui (Reforma), en una columna titulada «Balón suelto», recrea una analogía comparando el peligro de un balón suelto en el área con el tema de la falta de seguridad en nuestro país. Un reciente estudio internacional coloca a nuestro cuerpo policiaco en el lugar 118 (de 127), justo entre Zambia y Honduras. Los delanteros del crimen organizado, espeta, tienen un balón suelto dentro del área chica, sin defensas. ¿Dónde están los intereses de la Policía?
La declaración del Secretario de Gobernación, Osorio Chong, en torno a las manifestaciones de la CNTE ha dado también de qué hablar. Frente al «Mano firme, no mano dura» que pronunció el día de ayer, Raymundo Sánchez (La Razón) redacta una columna muy sugerente: «La CNTE añora la mano dura».
Por último, el desencanto continúa: «¿Urna o calle?» se pregunta Sergio Aguayo (Reforma) frente al envilecimiento del voto en nuestra democracia. Al mismo tiempo, elabora una crítica a los ensayos de Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín (publicados en Letras Libres y Nexos, respectivamente) que tiene por sustrato la manera en que ambos desestiman la determinación con la cual las élites excluyen la participación ciudadana.
En el mismo corte, pero del otro lado, Miguel Alemán Velasco (El Universal) aplaude el avance de la democracia. No obstante, marca el despropósito que ha sido la guerra de lodo mediático en varios estados que tendrán elecciones. Así, por más que hagamos, «la democracia queda manchada».