En Milenio, Héctor Aguilar Camín y Carlos Puig destacan, entre ambos, tres estados con elecciones el próximo domingo: Quintana Roo, Aguascalientes y Tamaulipas. Aguilar Camín resalta positivamente Quintana Roo y Aguascalientes, estados que tienen anualmente un crecimiento porcentual bastante elevado (casi el doble que el país); por el otro lado, Puig retoma Tamaulipas: tras el secuestro del futbolista Alan Pulido y cuatro años de aparentes «fases» en el actuar estratégico para reducir la delincuencia, el estado septentrional sigue acumulando secuestros, extorsiones y muertes. «Tamaulipas o el fracaso», titula su columna. Aunado a esto, Víctor Beltri (Excélsior) se detiene en el ya conocido alegato: ¿tienen que secuestrar a un personaje famoso para dar voz a los otros 27 mil desaparecidos?
Jesús Silva-Herzog Márquez (Reforma) y Leo Zuckermann (Excélsior) critican el desconocimiento público que Andrés Manuel López Obrador hizo de su hermano, Pedro Arturo, quien vive en Veracruz y abiertamente está apoyando a Héctor Yunes —candidato del PRI al gobierno de ese estado. El primero cocina su argumento con el pensamiento de Albert Camus. El nobel francés, al ser cuestionado sobre la independencia argeliana, respondía tajantemente que creía en la justicia, pero defendería a su madre —posible víctima de un revuelco revolucionario— antes que a la justicia. «La intolerancia del sectario [AMLO] es monstruosa. No hay afecto para él que no sea sometimiento absoluto», concluye. En cambio, Leo Zuckermann utiliza a su propia familia para condenar al presidente de Morena: «De acuerdo con AMLO, tengo un problema: vivo en una casa llena de “traidores” porque mi esposa y mis hijos piensan diferente que yo».
Por último, Denisse Dresser (Reforma), en una columna impecablemente escrita, a raíz de la impunidad que nimba al actual Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, y el extenso reportaje que Animal Político publicó la semana pasada sobre sus empresas fantasma que lavan dinero en el estado, traza un símil que si bien es desproporcionado físicamente, no lo es de manera axiológica: Veracruz como el modelo de todo México: «Los socios de Duarte viviendo en casas de lámina o de tabla roca, mientras él y sus cuates se embolsaron dinero que no era suyo».