Dos columnas aprovechan el tema del Brexit para exponer otras consternaciones. Por un lado, Genaro Lozano (Reforma) compara el crecimiento que ha tenido México desde principios de los noventa, principalmente con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con el vasto incremento en el PIB que países como República Checa, Hungría y Polonia han recabado gracias a las políticas de integración económica que fomenta la Unión Europea (UE). Asimismo, señala una diferencia primordial: en la UE, mediante el acceso a fondos de desarrollo, se busca fortalecer a las economías más débiles; en el TLCAN, solamente a los mercados y las exportaciones. Por otro lado, Paul Krugman (El Financiero), en contraste con la mayoría de la opinión pública global, no cree que el principal problema del Brexit sea, en un futuro, económico, sino político. Su principal preocupación, arguye, no hubiera desaparecido incluso si el Remain hubiese ganado. Detrás del ímpetu separatista, continúan lastimando varias decisiones mal tomadas. ¿Cuáles? «La adopción del euro sin considerar cuidadosamente cómo funcionaría una moneda única sin gobierno unificado; el desastroso encuadre de la crisis del euro como una obra de moralidad causada por los irresponsables europeos del sur, y el establecimiento de la libre movilidad laboral entre países culturalmente diversos con niveles de ingresos muy dispares, sin considerar cuidadosamente cómo iba a funcionar eso».
Martha Tagle (El Universal), Senadora de la República, critica la «vergonzante situación en la que queda el Congreso de la Unión después del veto parcial a la Ley de Responsabilidades Administrativas o 3de3 por parte del Presidente». Aparentemente, «las observaciones del titular del Ejecutivo al dictamen de las leyes del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) encajan justamente con las reservas introducidas por un senador (sin grupo parlamentario), y avaladas a mano alzada, por la mayoría mecánica en el Senado, sin discusión, ni mucho menos votadas a conciencia, y me temo que sin siquiera conocer su contenido».
En Excélsior, como cada martes, Federico Reyes Heroles publica su columna. ¿El tema de esta ocasión? La otra historia, la otra —presunta— cara de la problemática CNTE-SEGOB. Aparentemente, desde hace unos días corren versiones distintas de lo sucedido en Nochixtlán: las balas de seis de los ocho muertos no corresponden a los calibres oficiales de las fuerzas federales. De ser así, estaríamos hablando de grupos radicales con posibilidad de equipamiento bélico: es decir, de grupos de delincuencia organizada. «Una vez más estamos ante la presencia de grupos subversivos que muy poco a nada tienen que ver con la oposición a la Reforma Educativa». ¿Qué hemos hecho? Pretender negociar. «Con la delincuencia organizada no se negocia», concluye el periodista.