En Reforma, Sergio Sarmiento vuelve a dedicarle su espacio al conflicto con la CNTE. El título, a pesar de su imposibilidad, resulta un desaliento: «El tiempo desagotado». En éste desarrolla la actual posición de la Coordinadora y resalta, a pesar de no estar de acuerdo, sus «logros»:
«La CNTE ha obtenido grandes éxitos con su campaña. No solamente ha logrado sentar al gobierno en mesas de negociación, sino que ha conseguido prácticamente la suspensión de la reforma educativa en muchos estados. Los maestros faltistas, o que no presentan evaluaciones, no están siendo destituidos. Tampoco se están aplicando los descuentos de nómina. Los estados no están contratando maestros por la prelación de los concursos, sino que están aceptando las imposiciones del sindicato. Nos dicen que esto se hace para evitar una mayor confrontación, pero en términos prácticos es una rendición incondicional.»
A su vez, Sergio Aguayo (Reforma), en su condición de profesor de El Colegio de México, escribe una carta a los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Una apología a los derechos de expresión y un entendimiento vasto de las condiciones de trabajo resaltan el esfuerzo de la CNTE por manifestarse; no obstante, como capitalino inmerso en una ciudad caótica, pide un poco de comprensión ante los bloqueos estratégicos que tienen por fin eso, paralizar la capital mexicana.
Enrique Ochoa Reza, nuevo dirigente nacional del PRI, levantó opiniones contrastadas por doquier. Algunas de ellas, viniendo de fuera, criticaron severamente la manera en que fue electo: dedazo del principal particular, el Presidente. Joaquín López Dóriga (Milenio) replica arteramente: «[…] esos críticos no están como para lanzar piedras sin que le caigan en sus respectivos tejados». Resulta que, una vez repasado el camino de otros dirigentes nacionales de partidos políticos, todos —o la gran mayoría— actúa así.
Leo Zuckermann (Excélsior) habla sobre Donald Trump. Desde que se volvió el candidato ganador a la presidencia de EEUU por los republicanos, no ha hecho más que erosionar sus propias encuestas (unas le dan el 33% de posibilidad de ganar; otras, el 23%). Hillary Clinton, en cambio, ha sumado a su proyecto gente valiosa: Bernie Sanders apoyo públicamente a la candidata demócrata en su camino a la presidencia. Ésta, a su vez, incluyó en su agenda algunas propuestas ideadas por el exsenador de Vermont. No soy quién para predecir el futuro, pero en contraste con el pasado inmediato, hoy el panorama se clarea un poco.
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