Hoy en día, Más deuda pareciera un titular gregario en cualquier entidad de México, excepto en la de Américo Zúñiga, alcalde de Xalapa, Veracruz. No obstante, Luis Borrego (Reforma) se enfoca en la deuda que sobrevivirá a Brasil, después de los Juegos Olímpicos. Quince mil millones de dólares, suman las cifras.
Al respecto, digo, vaya, sobre esas licencias que Brasil vendió muy caro, Javier Tejado Dondé (El Universal) habla sobre la televisión en nuestros días: sus cifras, limitaciones, competencias e, inclusive, futuros: “Buena parte del reto es de los medios que tienen que saber los gustos de las audiencias mexicanas, pero también de los hispanos en otras latitudes…”.
Uno habla del Estado de México; otro, de la CDMX. Ambos con miras a 2018 (ó 2017, según el caso), pero vaya, con miras altas. Jorge Alcocer V. (Reforma) titula su columna sobre el Estado de México “Laboratorio”, mientras que Joaquín López Dóriga (Milenio), “El desdén por la CdMx”.
Es martes y escribe mi conservador favorito: Federico Reyes Heroles (Excélsior). Y aunque pareciera obligación (o, en el peor de los casos, proselitismo) hablaré de él. “Chicle” se llama su columna. ¿A quién o qué responde la ley? Ésa parece ser la pregunta. Cuando a veces sí, y a veces no, un chicle puede pegar, o no. Y fuera del hartazgo social, parece que sólo a aquel que es seleccionado como candidato le corresponde responder la pregunta: ¿Dónde si aplicaré la ley para que me vean?