Todo hace prever que la anhelada recuperación económica tendrá que esperar mejores tiempos ante lo que parece la pronta llegada a México de la segunda ola de contagios de Covid-19, que en varias naciones europeas ha causado nuevos estragos, sobre todo porque el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador está haciendo cuentas alegres de que el coronavirus se irá pronto del territorio nacional.
El severo confinamiento que están aplicando España, Francia, Italia y otros países del viejo continente, tendría efectos nocivos si se propaga a otras regiones del mundo, por lo que de generalizarse esta segunda ola de contagios, es iluso creer que las actividades productivas podrán tener un lapso prolongado de dinamismo; las probabilidades es que de nueva cuenta se registren retraimientos.
Inclusive la postura conservadora del secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez de que una vez que se disponga de la vacuna contra el Covid-19 y se aplique masivamente entre a población será cuando se dé la recuperación, parece optimista, pues una segunda oleada implicaría necesariamente un replanteamiento de los plazos para contar con un antivirus efectivo en el venidero invierno.
En México, cualquier retraso en la obtención del antivirus tiene efectos indeseables en la evolución económica, sobre todo por el poco margen de maniobra existente en las finanzas públicas, en particular en los recursos disponibles para hacer frente a nuevas contingencias, sobre todo si las proyecciones de crecimiento del PIB son inferiores a lo programado.
Cabe recordar que en 2019, el gobierno ocupó buena parte de los guardaditos que existían ante el retraimiento que impactó la recaudación; el resto se ha ocupado durante el presente año para atemperar los efectos negativos del coronavirus, por lo que la presente administración busca hasta debajo de las piedras tener dinero suficiente para mantener sus programas sociales y sus obras emblemáticas.
Los 120 mil millones de pesos que presumiblemente se encuentran disponibles en los fideicomisos, lo mismo que los cobros extraordinarios de impuestos, estimados en otros 100 mil millones, pronto se acabarán. De hecho, es dinero cuya función medular es equilibrar ingresos y egresos, pues no es un monto lo suficientemente significativo como convertirse en motor de la economía.
La precariedad de las finanzas públicas son el talón de Aquiles del gobierno obradorista, que por más acciones de combate a la corrupción, ahorros y ventas de garaje de bienes expropiados difícilmente logrará el equilibrio buscado, en particular cuando la principal empresa del Estado, Petróleos Mexicanos, registrará este año pérdidas por alrededor de un billón de pesos, casi el 20 por ciento del presupuesto de este año.
El aumento de contagios registrado en días recientes en ocho entidades federativas y la advertencia de que en los subsiguientes es dable esperar un repunte de los mismos, debería servir para que las autoridades cuatroteístas vislumbren seriamente en posponer sus obras insignia, a fin de que esos recursos se utilicen para ampliar la cobertura de los servicios de salud e impedir la escasez o inexistencia de medicamentos e insumos.
Aún está a tiempo el presidente López Obrador para ir haciendo las previsiones ante una eventual segunda ola de contagios por Covid-19, preparando un presupuesto alternativo para que la estrategia encaminada a hacerle frente no resulte como la actual, donde ya sobrepasamos con mucho el escenario catastrófico.
A punto de concluir el plazo para que el Congreso de la Unión apruebe el presupuesto para 2021, sería oportuno que la mayoría legislativa contemple el potencial escenario de una segunda ola de coronavirus.
Con toda seguridad tomar una previsión de esta naturaleza los mexicanos, el pueblo bueno y sabio, se lo agradecerán mucho más que sus constantes duelos verbales con sus opositores que, por lo sucedido en Coahuila e Hidalgo, no están muertos, ni siquiera moralmente.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La aún dirigencia interina de Morena, acude al trillado expediente de fraude para justificar la poca aprobación que le otorgaron coahuilenses e hidalguenses en los comicios locales de este domingo. Lo cierto es que sus divisiones internas y traiciones entre sus militantes y simpatizantes contribuyeron a que no cumplieran sus expectativas. Demasiado pueblo para tan poca… dirigencia.