¿Ayuda en algo destinar tres días de duelo a los familiares y deudos de los 90 mil muertos –cifras oficiales- por Covid-19? ¿Acaso se piensa que una ofrenda monumental en Palacio Nacional, compensa la pérdida de un ser querido? Estas son las propuestas anodinas e irrelevantes del presidente Andrés Manuel López Obrador, como haber obligado a los burócratas a guardar un minuto de silencio y otro de aplausos.
Hasta este ridículo nivel llegan los afanes ahorrativos del gobierno obradoriano. Obvio que es mucho más barato poner la bandera a media asta durante tres días, que destinar los recursos suficientes para adquirir las pruebas y, de esa manera, tener un mayor control sobre los contagios.
El darwinismo que priva en el sector salud, lo ha expresado a plenitud el subsecretario de “Protección y Prevención” de la Salud, Hugo López Gatell en su máxima: los fallecidos, fallecidos son. Claro ejemplo del gobierno profundamente humanista de la 4T.
Eso explicaría también por qué se niega a aceptar el uso de cubre bocas como un elemento importante en la propagación de los contagios; también rechaza la aplicación de un mayor número de pruebas diagnósticas, más que por criterios científicos, por ahorros malentendidos.
Ni siquiera la propagación del coronavirus entre sus más cercanos colaboradores e integrantes del Poder Legislativo mueve al primer mandatario a actuar con profesionalismo en la protección de la salud el pueblo bueno y sabio, con tal de ahorrar hasta el último centavo para rescatar a Pemex y la CFE. Es más importante salvar a estas empresas paraestatales que la vida de miles de mexicanos.
Y sin embargo, el gobierno obradoriano se cierra a modificar su “estrategia” de combate al Covid-19, pero no a apropiarse de dineros públicos para darles un manejo discrecional, como forma de erradicar la corrupción que supuestamente existía en toda la administración pública.
En el caso de los fideicomisos, recién extinguidos, hace malabares con las cifras de recursos y tener un “cochinito” disponible para lo que se ofrezca, como pueden ser las elecciones del año entrante.
El manoseo de las cifras sobre los recursos que se van a destinar a la adquisición de las vacunas anti Covid y el costo de las mismas, levanta sospechas sobre la pulcritud de su manejo.
Los 100 mil millones iniciales que decía el presidente López Obrador tener como guardadito para la compra de vacunas contra el Covid-19, resultó un nuevo engaño, otro más a los que nos tiene acostumbrados, porque después dijo que se contaba con 25 mil millones y más adelante 20 mil millones de pesos.
Según cálculos del propio ejecutivo, el costo de las vacunas sería de aproximadamente 4 dólares por unidad, pero al darse a conocer los acuerdos y anticipos que se darían para obtener 146.8 millones de dosis, resultó que tendrían un costo total superior a 35 mil millones de pesos. Es decir, el precio unitario de cada dosis se triplicaría, ya que tendría un costo aproximado de 12 dólares.
Significativamente los recursos provenientes de los fideicomisos, no están considerados –hasta el momento- en ningún programa o proyecto del presupuesto para 2021, lo que acrecienta la creencia que podrían tener como destino un fin político electoral.
Así, los días de duelo y las ofrendas para los muertos Covid-19, que promueve el presidente López Obrador, con un bajísimo costo, estarían sirviendo para que los recursos destinados a la salud de los mexicanos se desvíen a darle vida artificial al vivillo gobierno cuatroteista.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
La secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, afirmó que en este momento investiga a la directora de Notimex, Sanjuana Martínez, por ataques cibernéticos en redes sociales en contra de periodistas y contra trabajadores de Notimex, así como por diversas denuncias presentadas en su contra por otros presuntos delitos.
Los casos de Manuel Bartlett y del Instituto Nacional para Devolverle al Pueblo lo Robado, sin mencionar a la propia titular de la SFP, no dan muchas esperanzas de que se castigue a funcionarios actuales que infringen la ley.