El inminente triunfo de Joe Biden en las elecciones presidenciales de Estados Unidos sería un severo golpe contra la lealtad ciega de los cuatroteístas amantes del populismo, que desde sus redes sociales en México hacían campaña en favor de Donald Trump, emulando a sus compañeros que hace cuatro años lo hacían en favor de Hilary Clinton.
Es decir, la lectura que realizan sobre los acontecimientos que ocurren allende el Río Bravo está influenciada más por sus dogmas que por la realidad. Sustentándose en los otros datos igual que el presidente Andrés Manuel López Obrador, que trató de engordarle el caldo al aún mandatario norteamericano con su visita hace unos meses, muestran que se encuentran en un multiverso, distinto e irreal desde hace varios años.
El proceso electoral en Estados Unidos, hizo evidente que las sociedades diversas y plurales no se sienten a gusto viviendo en un ambiente polarizado, que es uno de los escenarios en los que Donald Trump y López Obrador les gusta moverse, aunque cada día que pasa obtienen rendimientos decrecientes.
Fajadores verbales ambos ejecutivos, se sienten cómodos confrontando a sus adversarios; uno prefiere los tuits, otro las mañaneras, porque les es indispensable tener presencia en los medios de comunicación, aun cuando muchas de sus expresiones no se traduzcan en hechos.
La liberalidad y menosprecio con la que actuaron frente al Covid-19, ha provocado cerca de 350 mil decesos en los dos países; actitud que mantienen ante el repunte que ya se registra en sus territorios. Ninguno de ellos está vislumbrando la posibilidad de tener que recurrir a un nuevo confinamiento.
Cual si fueran almas gemelas, los presidentes de México y la Unión Americana, Donald Trump está pensando en replicar el modelo lopezobradoriano de desconocer los resultados, hablar de la existencia de fraude, exigir el voto por voto, casilla por casilla y, en una de esas, proclamarse “presidente legítimo”, aunque las preferencias de los electores no le hayan dado el respaldo suficiente.
Los dos mandatarios también han cuestionado a las autoridades electorales, como fórmula para justificar derrotas. En el caso de Estados Unidos, es la elección presidencial; en México, los reveses de Morena en Coahuila e Hidalgo.
Este paralelismo entre los dos titulares del ejecutivo, dio alas a los seguidores de López Obrador para creer que Donald Trump obtendría un triunfo contundente, semejante al que logró el primero en 2018, sin tomar en cuenta el descontento y desánimo en importantes núcleos de población.
Cerrar los ojos ante la derrota por parte de ambos mandatarios y sus seguidores, les impide ver que hace además de la falta de estructura electoral tanto en Morena como en el Partido Republicano, también afloró el rechazo de la población al discurso divisionista que promueven, así como los yerros de su gestión gubernativa.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Harto significativo que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, recibiera está mañana a gobernadores del PRI a petición del presidente del partido, Alejandro Moreno. Durante el encuentro privado se abordaron asuntos que tienen que ver con “proyectos de gestión de las entidades federativas 2020-2021, seguimiento de atención por covid-19, respeto al proceso electoral del próximo año, así como la coordinación y cooperación institucional con el gobierno federal”.