Las políticas públicas en materia de salud regresaron al centro del debate mundial como no ocurría desde hace mucho tiempo por la sacudida que provocó la pandemia de COVID-19 en cada rincón del planeta.
La mayor parte de los gobiernos nacionales respondieron de manera tardía a la crisis y los resultados han sido un desastre (con sus debidas excepciones), a pesar del pésimo manejo de la crisis, la mayoría de los gobiernos han entendido el mensaje que trajo consigo la pandemia: necesitamos invertir en salud pública lo más rápido posible.
Las Naciones que lo han comprendido, han destinado en los últimos años, al menos el 6% de su Producto Interno Bruto (PIB) para atender este sector y sus, cada vez, mayores exigencias. El panorama en México es menos alentador, datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), muestran el claro estancamiento que ha tenido el presupuesto del Sector Salud en la última década: del año 2010 al 2015, el gobierno le destinó entre el 2.8 y 2.9% del PIB, para el 2016 se redujo al 2.7% y del 2017 en adelante bajó nuevamente para establecerse en el 2.5% con el que opera hasta la actualidad.
El gasto de salud 2021 prevé un aumento marginal al 2.75% del PIB, sin duda debemos cuestionarnos si estos recursos serán suficientes para enfrentar las amenazas emergentes que trajo consigo la pandemia y el defectuoso modelo de salud pública que padece México desde muchos años antes de la llegada de la nueva cepa de coronavirus.
Adicional a estos datos, hay noticias desalentadoras que ocurrieron a últimas fechas, como la desafortunada desaparición del Fondo de Salud para el Bienestar, cuyos 33 mil millones de pesos irán a parar a las arcas del Gobierno Federal, donde podrían ser utilizados de manera discrecional en fines ajenos a la salud pública de los mexicanos, pues la reforma al artículo 77 de la Ley General de Salud no etiqueta los recursos, ni especifica su destino; las buenas intenciones del Gobierno Federal podrían verse comprometidas por el proceso electoral que trae consigo el 2021 y en las cuales el partido oficial podría perder la importante mayoría que actualmente tiene en el Congreso de la Unión.
Para darnos una idea, el fondo es casi DOS veces el presupuesto total estimado en el PEF 2021 (Presupuesto de Egresos de la Federación) para el Instituto Politécnico Nacional, el cual es equivalente a poco más de 18 mil millones de pesos.
Ojalá que el Presidente de México tenga bien estructurado el plan para hacer efectiva la utilización de tan enorme recurso ($33 000,000, 000) y ojalá que cada centavo tomado del extinto fondo, sea utilizado en todas las exigencias de salud que ya tiene México y en todas aquellas que surgirán conforme avancen los meses. Sabemos que hay diversas intenciones dentro de estos drásticos cambios, ojalá que mantener el control de la Cámara de Diputados con recursos provenientes de este recurso, no sea una de ellas.
*La autora es comunicóloga. Militante y Consejera Regional del Partido Acción Nacional CDMX