En la tesis uno, de sus Tesis de la Filosofía de la Historia, el escritor y filósofo Walter Benjamin, relata la historia de un autómata capaz de replicar cualquier jugada de ajedrez y siempre ganar a su contrincante. Dentro de ese robot, narra, en verdad se sentaba un enano jorobado, diestro en el juego, que guiaba mediante hilos las manos del muñeco.
Benjamin, compara al autómata con el materialismo dialéctico, es decir el marxismo, veta conceptual de las diversas izquierdas y al enano, con la teología. Esta es una consideración explosiva, porque muchos marxistas duros, siguiendo los cauces de su dogmatismo, consideran como Karl Marx, que la religión es el “opio del pueblo”.
No obstante, es paradójico, porque las grandes religiones como el cristianismo, consideran al mesías, un revolucionario de las almas y de los más necesitados, puesto que “de los pobres será el reino de los cielos”.
Y es irónico, porque desde Iósif Stalin, Mao Tse Tung, Fidel Castro y otros revolucionarios de izquierda, sus luchas se han concebido, al igual que la de Jesús Cristo, por y para los pobres. Como se verá, hay una serie de coincidencias en los fines de ambas ideologías, una lucha por los mas necesitados, una predestinación y un discurso omniabarcante que no permite poner en duda sus postulados.
Ante la controvertida decisión del presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, la de desfogar la presa Peñitas para no inundar Villahermosa -parodia de la vida por el apellido de su antecesor, Peña Nieto- se causó un grave daño a miles de familias tabasqueñas que aun hoy se mantienen literalmente con el agua hasta el cuello en municipios con severos índices de pobreza.
Derivado de la polémica disposición, es pertinente preguntarnos si en verdad, en este Gobierno se antepone el interés de los más necesitados, o solo es un discurso de una izquierda política varada ideológicamente en el siglo XX. Porque los datos duros insisten en recordarnos que las personas más desfavorecidas en esta 4T son precisamente los más pobres.
Por ejemplo, en la falta de cobertura a millones de personas humildes, por el desmantelamiento del sistema de salud que ofrecía el Seguro Popular y la por ahora malograda implementación del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), que no termina de cuajar.
Los miles de niños pobres, afectados por la escasez y falta de medicamentos especializados para el cáncer. Los millones de habitantes de municipios y estados de la República con más pobreza y que en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021, se les escamotearon los recursos para mejorar su calidad de vida.
Los miles de muertos que deja el crimen organizado, los homicidios del fuero común, los feminicidios y la violencia social de la que son víctimas cotidianamente, personas de los estratos más depauperados del país. Los 4 millones de pobres que han perdido su empleo ante el mal manejo económico del país y las afectaciones adicionales que ha dejado la pandemia del Coronavirus.
Millones de pobres votaron por un cambio que los sacara de la crisis, pero en la vida real, los apartó de sus empleos, del sistema de salud, cancelo oportunidades para que se pudiera acceder a escuelas y universidades y literalmente, a miles los sacó de sus casas con la apertura de las compuertas de la presa Peñitas.
En los países de economías emergentes -antes tercermundistas- es muy rentable el discurso de primero los pobres, pero a diferencia de Jesús Cristo, en los regímenes donde ideológicamente se prioriza a los pobres, al final, siempre resultan ser los más desfavorecidos.