Desde el año 2012 se conmemora el día internacional de la mujer y la niña en la ciencia como reivindicación al acceso y participación plena e igualitaria de mujeres y niñas en el sector; los estereotipos de género han sido la principal razón de que exista menor participación de las mujeres en la ciencia, de ahí la relevancia de hacer énfasis desde la educación básica en que las niñas se identifiquen capaces de desarrollar cualquier actividad en algún área de conocimiento.
Según cifras de la ONU solo el 30% de los puestos de investigación en el mundo son ocupados por mujeres; en México, 46.5% de las becas otorgadas a través del CONACYT están asignadas a mujeres y en el Sistema Nacional de Investigadores están inscritas 7,000 investigadoras (37%), aunque parece un numero grande, hay que tener presente que la población nacional es del 51% de mujeres por lo que no se refleja la proporcionalidad en el ámbito científico.
Estos datos generan una serie de inquietudes que debemos resolver, ¿por qué hay menos mujeres en la ciencia? ¿qué papel juega el sistema educativo en este resultado? ¿son los patrones socioculturales responsables? y de ser así, ¿cuál es la evolución de estos patrones para modificar este hecho? ¿es la feminidad una carta en contra?
En el ámbito internacional el primer referente reconocido sería Hipatia, nacida en Alejandría en el año 370 D. C. quien fue filósofa, maestra, matemática, astrónoma e inventora; también está Augusta Ada Byron matemática y escritora británica que en el siglo XIX, autora del primer algoritmo de programación; y Marie Curie, la primera mujer en ganar un premio nobel y la primera en conseguir el galardón dos veces en las ramas de física y química por sus estudios sobre la radiactividad y los elementos radiactivos.
A pesar de estas circunstancias cuesta arriba, la mujer mexicana ha perseverado en su inquietud por la ciencia y contamos con varias representantes sobresalientes que han logrado salvar esta brecha de género, por ello es urgente conocerlas y reconocerlas como agentes productores de conocimiento y cambio: Matilde Montoya fue la primera mujer mexicana en obtener el grado de medicina y también un doctorado en 1880 y se especializo en asuntos de obstetricia y partería.
La Doctora Maria Elena Caso, nació en 1915 y murió en 1991 fue doctora en ciencias biológicas por la UNAM y es recordada por su trabajo en el estudio de los equinodermos (estrellas de mar) mexicanos, fue pionera de las ciencias biológicas y fundadora del laboratorio de hidrobiología; Silvia Torres Castilleja es la primera mujer mexicana en recibir el grado de doctora en astronomía, su trabajo se enfoca en aportaciones sobre el estudio teórico y observacional de material interestelar.
Dorothy Ruíz Martínez es una mexicana reconocida por ser ingeniera de la NASA, especialista en operaciones espaciales para la Estación Espacial Internacional; Irais Bautista Guzmán doctora en física cuyo proyecto científico estudia el quark-gluon plasma, un estado de la materia generado en los primeros millonésimos de segundo después del Big Bang, su trabajo responde a la pregunta que muchos científicos se plantean: ¿de qué estamos hechos?
Ana Sofía Varela Gasque, el objetivo principal del trabajo de esta química de la UNAM es transformar el dióxido de carbono en una energía renovable, a través de la creación de materiales que permitan reciclar este gas.
Estas solo son algunas de las miles de mujeres mexicanas dedicadas al quehacer científico, es por eso que en esta conmemoración debemos impulsar a las nuevas generaciones a que tomen su lugar en la búsqueda del conocimiento científico del país y del mundo.