Todas las especies a lo largo de la historia sufren procesos evolutivos que van modificando sus características, la mayoría de ellos pasan inadvertidos pues son modificaciones genéticas que no se manifiestan en la forma, color o tamaño de las especies, sin embargo, los animales domesticados han sufrido procesos de selección artificial en la que se fomenta la transmisión de determinadas características a nuevas generaciones, es así como las especies y variedades de vacas o borregos tienen más leche, generan más carne o producen más lana para beneficio del ser humano.
En el caso de los animales de compañía se han ido diferenciando a lo largo de la historia varias características como el tamaño, el color y forma del pelaje e incluso rasgos de personalidad que se consideran más o menos adecuados de acuerdo a la actividad en la que se coloque al animal, por ejemplo algunas razas son más empleadas en tareas de búsqueda, rescate y seguridad, éstos deben ser animales disciplinados y fáciles de instruir, mientras que para compañía de adultos se prefieren animales apacibles y de poca actividad física.
La forma más simple, común y sencilla de modificar la apariencia de un animal de compañía en el caso de los mamíferos es un corte de pelo, generalmente en los cambios de estación, desafortunadamente se generó una moda de pintar el pelaje de los animales, esta tendencia se popularizó en Nueva York, Tokio, Pekín, Paris y Londres, como una manera de cambiar la apariencia del animal empleando tintes de diferentes colores, lamentablemente esta práctica tiene repercusiones en el comportamiento del animal pues afecta su facultad de relacionarse con otros perros ya que el tinte oculta el olor natural y puede generar rechazo de otros o incomodidad, también puede producir estrés en el animal y en su forma más severa daños por la posible toxicidad que algunos tintes causan sobre la piel.
Pero el color no se quedó en el pelo, se traslado a la piel a través de tatuajes, primero como una forma de expresión artística en cerdos y luego en mascotas, el tatuaje también es una técnica que se emplea como un método seguro y eficiente de identificación de animales teniendo por objetivo reconocer al tutor del animal, evitar la cría abusiva y el tráfico de animales o dar seguimiento a la genealogía de la mascota.
Tristemente se ha popularizado el tatuaje con fines estéticos y como una forma de unificar la personalidad del dueño con su mascota, haciendo modificaciones en la piel de los perros, gatos y hasta peces.
Se han difundido imágenes y vídeos a través de redes sociales en donde se exhibe el procedimiento en el que realizan los tatuajes en perros y gatos, estos animales se someten a anestesia y a más de una sesión para la elaboración del tatuaje, estos procedimientos necesitan un tiempo para sanar pues se rompe la piel y se deben tener cuidados pertinentes para prevenir infecciones.
Otra modificación corporal que se ha sumado, son las perforaciones para colocar aretes o “piercings” por cuestiones estéticas (para hacer “única” a una mascota) la cual, se vuelve una práctica cruel e innecesaria que puede generar otros problemas de salud o de comportamiento en el animal; derivado de esto es que en el congreso de la Ciudad de México, estamos legislando para prohibir el tatuaje y las perforaciones con fines estéticos en mascotas.