El pasado proceso electoral del 6 de junio me recuerda a una frase de Friedrich Nietzsche: “El espíritu libre sabe a qué necesidad ha obedecido y cuáles son ahora su poder y su derecho”.
Y es que las pasadas elecciones son las más grandes en la historia de nuestro país, no solo por lo que representan políticamente hablando, también son las que cuentan con el mayor porcentaje de participación en el último siglo al llegar a una votación del 52 por ciento. ¿Qué significa esto?, ¿Acaso por fin la sociedad hemos despertado?.
Otro dato histórico es que, independientemente de la ideología o el color partidista, seis mujeres obtuvieron la mayoría de votos para ser quienes encabecen las decisiones de 6 estados; es de reconocer, ya que en los últimos 70 años, solo siete mujeres han tenido este cargo, esto significa que la fuerza femenina logró tan solo en esta jornada electoral lo que había costado 70 largos años de lucha.
Sin embargo, no todo son buenas noticias, al ser las elecciones intermedias más grandes y con mayor porcentaje de votación en la historia esto equivale a que es también el proceso electoral más costoso; tan solo por concepto de presupuesto del INE a partidos políticos esta jornada nos costó a los mexicanos 27 mil 500 millones de pesos, eso sin contar el presupuesto local de cada partido, más el costo del Tribunal Electoral, Tribunales Estatales y los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES).
En este sentido y en relación a las elecciones del 2009 que tuvieron un costo de 12 mil 880 millones de pesos, en 2021 esta cifra no solo se duplicó, sino que se superó. Y qué tal si hablamos de los tres partidos políticos que están por desaparecer al no alcanzar el porcentaje mínimo de votación del 3% para poder conservar su registro: Redes Sociales Progresistas (RSP), Partido Encuentro Solidario (PES) y Fuerza por México, que según la revista Proceso después de su registro el año pasado, a estos tres partidos les dieron un total de 485.9 millones de pesos en prerrogativas, imagino como muchos de ustedes que ese dinero de los mexicanos pudo tener un mejor uso. ¿Será que este es el costo de la democracia?
Entre otras cosas, no hay que perder de vista a la Alianza “Va por México” quien será por naturaleza el bloque opositor en la Cámara de Diputados, por voto de confianza o voto de castigo al gobierno, de cualquier forma tienen una gran oportunidad de demostrar que sus decisiones serán tomadas con inteligencia, estrategia y demostrar un verdadero contrapeso para defender los intereses de México.
Después de este histórico proceso electoral me quedo con algunas reflexiones; cada vez somos más ciudadanos los que estamos interesados en el acontecer político de nuestro país, los que elegimos alzar la voz, salir a las calles y defender nuestros derechos. Se acabaron los años donde reinaba un partido hegemónico, pero lo más importante, me llena de satisfacción y alegría ver a una sociedad que se indigna porque eso significa que ya no seremos indiferentes.