Tirios y troyanos pretenden adelantar el proceso de sucesión presidencial. La razón de los primeros, minar la capacidad de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador a apenas la primera mitad de su sexenio.
Conocedores panistas y priistas del funcionamiento cronológico del sistema político del país saben que una vez que se destape a la sucesora o sucesor, el Presidente en turno va perdiendo capacidad de gobernar, pues todas las acciones, llámense sociales, partidistas, empresariales y gubernamentales, de funcionarios de los tres niveles de gobierno y de los poderes Legislativo y Judicial, se centran en la nueva figura, en la de la destapada o destapado.
Por lo anterior, el Presidente en funciones pasa a ser prácticamente una figura decorativa y pierde en gran medida la respetabilidad.
Lo anterior sucede, conforme a las reglas no escritas del sistema presidencialista mexicano, en el quinto y último año de los sexenios.
Sin embargo, la oposición ha visto en la coyuntura actual una veta a explotar y lo está intentando adelantar a toda costa ante un Presidente que también conoce los entramados del sistema político en el que se ha desarrollado y del cual forma parte.
Su proceso de formación, primero como parte del partido oficial, y luego en la oposición, más un intuitivo olfato político, le han permitido percibir las jugadas de sus malquerientes, a los que él denomina conservadores.
En estas intentonas por adelantar el juego sucesorio también participan avezados potenciales suspirantes, quienes desean adelantar dicho proceso en el ánimo de que se quemen los más bisoños o bisoñas.
Esto ocurrió durante los dos más recientes fines de semana con sendos “destapes” de la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, a quien los morenistas corearon: “presidenta, presidenta…”.
Ahí mismo, en pleno evento morenista, abuchearon a Mario Delgado, supuestamente en tono de repudio por los resultados del proceso electoral del pasado 6 de junio.
A primera vista parecería un destape virtuoso y espontáneo para la jefa de Gobierno; sin embargo, no fue ni uno, ni lo otro.
No fue un acto de buena fe en favor de la gobernante capitalina, todo lo contrario, el que saque la cabeza o la hagan sacar la cabeza a la mitad del sexenio, implica un desgaste de tres años con el que llegará a la recta final.
Tampoco tuvo nada de espontáneo, como tampoco lo tuvo el supuesto repudio a Mario Delgado, alfil de otro presidenciable, Marcelo Ebrard, casualmente ausente en ese evento partidista por un viaje al extranjero.
El supuesto repudio a Mario Delgado bien pudo haber sido un exitoso intento de deslinde del “virtuoso y espontáneo” destape de Claudia Sheinbaum.
Lo propio sucedió el fin de semana pasado, durante la inauguración del transporte público elevado, en Cuautepec, en la alcaldía Gustavo A. Madero, donde de nueva cuenta vitorearon a su presidenta.
Ese fin de semana tampoco estuvo ausente el nombre del otro presidenciable, Marcelo Ebrard, quien pidió no descartarlo porque aún está “vivito”, a pesar de que muchos lo den por muerto, dijo.
Es el primero de los suspirantes que manifestaron abiertamente sus aspiraciones, ya se los hizo ver a sus colaboradores durante un cónclave el fin de semana pasado, en el Estado de México.
Y es precisamente en estos dos personajes, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, en los que se centran también los ojos de tirios y troyanos.
Los primeros, a los que el desgaste del Presidente les conviene, han echado a andar una clara estrategia de divide y vencerás, que consiste en hacer repetir en y por todos los medios posibles que la candidata del primer mandatario es Claudia Sheinbaum.
La intención difundida, y replicada hasta el cansancio por sus aliados en los medios informativos convencionales y digitales, persigue el propósito de confrontar a los aspirantes entre sí, pero también a éstos, los no favorecidos, con el Presidente.
Sus efectos ya se dejaron sentir, Marcelo Ebrard ya se pronunció y Ricardo Monreal, a quien ya bajaron del nicho, pero él insiste en permanecer, ha dicho que en esa búsqueda de la candidatura no es un ambicioso vulgar.
Ambos, Ebrard y Monreal, ya picaron el anzuelo de los enemigos del Presidente (priistas y panistas), ya salieron a la palestra, con lo que iniciará la confrontación.
Lo interesante en todo esto es ver qué tanto López Obrador permite ese choque de rivalidades o de plano da un pronto manotazo para hacer regresar el proceso al momento cronológico que le corresponde, según el sistema político mexicano.
En Cortito: Nos cuentan que ya está en días el relevo en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem). Nos dicen que ya existe un grupo importante de organizaciones sociales, de centros de los derechos humanos de todo el país e internacionales, que están impulsando como próximo defensor del pueblo mexiquense al abogado José Antonio Lara Duque.
En una carta dirigida a los legisladores de la entidad, explican su preocupación de que en la entidad se atropellan los derechos de las personas de manera sistemática, multiplicando víctimas a mujeres, menores de edad, indígenas, periodistas, manifestantes, defensores ambientales y muchos más.
Lara Duque ha acompañado, desde la última década en el Centro de Derechos Humanos “Zeferino Ladrillero”, a cientos de víctimas; acciones en favor de las personas más vulnerables en el país, que la propia Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, Michell Bachelet, ha reconocido.
Este abogado será una pieza importante para lograr esa política integral a favor de los derechos humanos, que se impulsa desde países europeos, en el centro de la política pública colocar temas como el agua, medio ambiente, trabajo bien remunerado, mujeres, salud y atención médica.
La elección será en los primeros días de agosto y ya los diputados mexiquenses, cuya mayoría son de Morena, dijeron que es casi imposible que el actual titular de la Codhem, Jorge Olvera, pueda reelegirse en el cargo como él quiere. Lo interesante de este tema es que antes de que concluya la actual Legislatura serán los actuales diputados los responsables en nombrar al próximo presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México.
El gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, tiene sumido al estado en la peor crisis de inseguridad que hayan vivido los habitantes de esa entidad. En los últimos días aquí solo se habla de balaceras entre grupos armados, robos a casa habitación, secuestros y extorsiones.
Usted dirá que estoy exagerando, pero no; le cuento que hace unas semanas una pareja fue encontrada maniatada y con el tiro de gracia en la colonia Vista Hermosa de Cuernavaca, situada en el corredor comercial más importe de la capital y de mayor plusvalía de Morelos.
Otro dato, también hace unos días un grupo armado abrió fuego contra los asistentes a un partido de futbol en la colonia Flores Magón, donde cinco personas perdieron la vida y tres más resultaron heridas. Mientras esto ocurre, nos dicen, el comisionado Estatal de Seguridad Pública de Morelos, José Antonio Ortiz Guarneros, solo se la pasa paseando en la entidad, eso sí bien acompañado con un grupo de escoltas para que no le vaya a pasar algo.
Lo peor está ocurriendo en Oaxtepec, que representa una de las localidades más importantes en materia económica para Morelos, por la reactivación económica que hacen cada semana, miles de turistas nacionales y extranjeros.
Varios vecinos de ahí denunciaron a En Cortito que hicieron contacto con uno de los más cercanos colaboradores de Ortiz Guarneros para señalar que fueron víctimas de un robo a varias casas habitación y en más de 20 días, ni una patrulla de la Comisión Estatal de Seguridad Pública no se ha ido a parar ni siquiera para conocer lo que ocurrió, así es el trato en Morelos con la ciudadanía.