Si quitamos la connotación machista que pueda tener esta frase solo por un momento y nos trasladamos a la escena política actual, no solo en México sino en el mundo entero, hoy en día los reflectores ya no están solamente en los candidatos o en los gobernantes, ahora también están en su circulo más íntimo: su pareja.
Con el crecimiento exponencial de las redes sociales, las parejas de los políticos se han convertido en una presa muy atractiva para la opinión pública, para los ciudadanos y también para sus adversarios.
Recordemos que hasta hace apenas unos años, las esposas de los candidatos o gobernantes pasaban prácticamente desapercibidas, el papel que desempeñaban en una campaña o en un gobierno era catalogado por muchos como “accesorio”; estaban porque tenían que estar, pero en un discreto segundo plano, su única función era acudir a actos de protocolo y por supuesto, sonreír para la foto.
Pero los tiempos han cambiado y en la actualidad, las parejas juegan un rol importantísimo en una campaña o en la administración. No se puede ignorar de ninguna forma el rol que puedan tener.
Nos guste o no, cada paso que dan será evaluado e interpretado minuciosamente; su imagen, su comunicación verbal y no verbal, lo que comparte en sus redes sociales, absolutamente todo será señalado y cuestionado.
Ahora, están en este juego llamado “big brother” donde las reglas cambian constantemente.
Un claro ejemplo de éxito de integración de una esposa en campaña y en la agenda de gobierno es Michelle Obama, quien impulsó “Let´s Move” una iniciativa para erradicar el sobrepeso y la comida chatarra en las escuelas de los Estados Unidos; su imagen sin duda sumó, se dejó ver en innumerables portadas de revista de moda y política, así como en programas de televisión.
La comunicación de la ex pareja presidencial siempre reflejó autenticidad y congruencia. Gracias a esto Michelle brilló junto con el presidente Barack Obama. Caso totalmente contrario el de Melania y Donald Trump, donde Melania sí fue vista exclusivamente como un “accesorio”.
Y si de comunicación política hablamos, en esta era digital las parejas tienen un mayor peso. Puede contribuir al triunfo o no, puede ser una importante aliada en la estrategia de comunicación de campaña o de gobierno, su imagen suma y por supuesto, nos permite conocer un lado más cálido del candidato o de la administración, un lugar tan íntimo al que no se tenía acceso hasta hace apenas unos años. Simplemente lo humaniza. Se relaciona directamente con una imagen a posicionar.
Lo que es un hecho hoy en día es que la revolución femenina llegó para quedarse, independientemente de si la pareja de un candidato o gobernante decide quedarse en casa y dedicar su tiempo al hogar y a la crianza de los hijos (tarea nada sencilla en el siglo XXI), o a forjar una carrera profesional exitosa, sea cual sea el ámbito en el que se desempeña, estará en el ojo público.