Incumplidos todos los pronósticos y promesas que hizo antes de su asunción al poder, tres años después el presidente Andrés Manuel López Obrador busca afanosamente la reivindicación y no la revocación de su mandato.
Se le olvida, sin embargo, que no ha logrado la reducción de: la pobreza, de la inseguridad, de los contagios y decesos de la pandemia, de la corrupción, del precio de los combustibles y un larguísimo etcétera. Por el contrario, todas sus insuficiencias e ineficacias se han traducido en el incremento en la precariedad de los más necesitados.
El cuatroteísmo que prometió la salvación de México del infierno del neoliberalismo, por lo hecho hasta ahora, nos está condenando a un mundo de penuria, por la reducción en el nivel de vida de importantes núcleos de población, como lo revelan los datos del Inegi y el Coneval.
Las soluciones mágicas, sin evidencia científica, han generado más daño que lo supuestos beneficios con los que estaríamos casi en el paraíso. En 2020, el 90 por ciento de los hogares vio disminuidos sus ingresos y alrededor de 6millones de mexicanos ingresaron a la pobreza y a la pobreza extrema.
Es decir, las acciones de gobierno han resultado positivas para el 10 por ciento de los mexicanos de altos ingresos, mientras que 9 de cada 10 compatriotas han resentido los estragos causados por la pandemia, junto a las malas decisiones gubernamentales, basadas en caprichos y ocurrencias.
Lo ocurrido en las recientes semanas con la tercera ola de Covid-19, es prueba irrefutable de la ligereza e irresponsabilidad con la que el presidente López Obrador ve la salud de los mexicanos que, inclusive, ya generó diferencias de fondo entre la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y López Gatell sobre la tonalidad que debe tener el semáforo en la capital del país.
En vez de hacer un llamado, reforzado con el ejemplo, para seguir las recomendaciones básicas -como el uso de cubrebocas- para evitar adquirir el coronavirus, AMLO se monta en su macho para que el 30 de agosto se reanuden clases en educación básica, justo cuando los contagios en la población infantil y adolescente van en aumento.
Los últimos dos días registran los números más altos de contagios en México, cerca de 50 mil que, para el primer mandatario, no son cifras alarmantes, pues según él todo lo tiene bajo control, cuando en realidad ya se le escapó de las manos.
Y mientras en Estados Unidos priva la sensatez y anuncia que la frontera con nuestro ausencia seguirá cerrada otros dos meses, el vocero de la pandemia, Hugo López Gatell insiste que aunque el semáforo esté en rojo se realizarán actividades como si el tono estuviera en verde.
Pero el área en donde los mexicanos todos somos los olvidados del cuatroteísmo, es en el menosprecio del presidente López Obrador a la ley. Sus chicanas son una ofensa al marco normativo al que nuevamente busca darle la vuelta para llevar a cabo el plebiscito que tanto añora.
Promotor de la democracia directa, resulta inexplicable que se le haya olvidado enviar la iniciativa para establecer la ley reglamentaria de la revocación de mandato. Y al cuarto para la 12 trata de forzar su aprobación, sin siquiera presentar su proyecto.
En resumen, entre el 90 por ciento de los mexicanos hemos sido olvidados en materia económica, al tener menos ingresos. Y la totalidad por la vulneración de las normas que regulan las relaciones entre el Estado y la sociedad.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Ante el “inminente” regreso a clases, la Secretaría de Educación Pública (SEP), establece que madres y padres de familia deberán firmar una “carta compromiso” en la que aceptan que sus hijos asistan a las escuelas.
@Edumermo