En menos de un año, México pasó de la “vista gorda” del amigou Donald Trump a estar “rigurosamente vigilado“ por Joe Biden que si bien está en la mejor disposición de ayudar a Andrés Manuel López Obrador, también es más vigilante de que cumpla los compromisos contraídos, que no son pocos ni sencillos.
El gobierno norteamericano no se anda por las ramas y con toda seguridad desecha los “otros datos” con los que la administración cuatroteísta siempre trata de esconder sus incapacidades, que no son pocas y ponen en riesgo la cordialidad de las relaciones entre ambas naciones.
En este espacio ya hemos tratado en varias ocasiones como el lenguaje diplomático no alcanza a ocultar los desacuerdos entre Biden y López Obrador. La frecuencia de los encuentros entre representantes de los dos países -de alto, mediano y bajo nivel- es directamente proporcional al grado de desconfianza hacia México.
Cuando el mandatario mexicano decía que estábamos no tan cerca de Estados Unidos, en realidad planteaba mantener una sana distancia con su vecino del norte, a fin de tener mayor margen de maniobra en los tratos bilaterales que si le permitía Trump, a cambio del muro policial en México, para contener la migración centroamericana en sus fronteras sur y norte.
Pero su ADN marrullero lo traicionó y quiso sacar ventajas indebidas, ante la postura más flexible de la nueva administración estadounidense, sobre todo en materia migratoria y en algunos aspectos del T-MEC.
La interrelación armas-drogas vuelve a cobrar relevancia en los tratos de ambos países, por ser un binomio, hasta ahora, indisoluble, debido a los fuertes intereses económicos que los respaldan y que en connivencia con autoridades de ambos lados del Río Bravo funcionan sin grandes contratiempos.
La celebración de nuevas elecciones sindicales en la planta de GM en Silao, Guanajuato, es el botón de muestra de la disposición férrea norteamericana para que México acate lo previsto en el Tratado de Libre Comercio.
Es obvio que los exabruptos y reclamos de López Obrador por supuestos actos injerencistas de la administración Biden, empiezan a quedar atrás conforme le han comprobado sus omisiones o incumplimiento cabal de las obligaciones pactadas
Esta modulación declarativa del presidente mexicano está lejos de ser por convencimiento, más bien es por conveniencia, por un lado, de evitar que le levanten la canasta con las vacunas y otras ayudas y, por otro, aprovechar, el proceso de expansión de la economía estadounidense.
Así lo puntualizó Marcelo Ebrard, al indicar que las prioridades que lleva México, al próximo encuentro del 9 de septiembre, son relocalización de cadenas de suministro, mecanismos de coordinación en situaciones de emergencia, cooperación internacional para el desarrollo en el sur de México y Centroamérica, así como la infraestructura fronteriza.
En tanto se celebra la entrevista, México debe comprobar que ha hecho la tarea de contención de migrantes. Por lo visto en los días recientes, donde las autoridades de todos los niveles le echaron montón, es muy factible se gane una estrellita en la frente.
Si, la cercanía no deseada por López Obrador se ha vuelto muy estrecha, tanto que el cuatroteísmo se empieza a sentir asfixiado y sin la libertad para satisfacer los caprichos presidenciales.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Ante la inacción gubernamental, a pesar de su verborrea, para castigar prácticas nocivas la Comisión Federal de Competencia Económica y sancionó con más de 900 millones de pesos a farmacéuticas y va contra una empresa de combustibles. Hechos, no palabras.
@Edumermo