Luego de la detención y liberación de Ovidio Guzmán, tal vez, la más prolongada sucesión de actos fallidos del cuatroteísmo y torpes justificaciones -sin que vaya a ser la última- ha sido la carta responsiva o compromiso que debían firmar los padres de familia para enviar a sus hijos a la escuela.
En un nuevo capítulo de “misterios sin resolver”, resulta que en sus afanes por no sentirse culpable por el retorno a las clases presenciales en educación básica, las autoridades educativas revivieron el esquema de los 10 mandamientos que se deberían seguir para el regreso a las aulas, en tiempos de pandemia.
El pasado 12 de agosto, Delfina Gómez, secretaria de Educación Pública, presentó en la mañanera frente al presidente Andrés Manuel López Obrador un decálogo de medidas para el regreso a clases en donde señalaba como número 10 presentar una carta de corresponsabilidad.
Posteriormente, funcionarios de la SEP entregaron a los medios un machote de la citada carta de corresponsabilidad, la que hasta ese momento era un requisito obligatorio que los padres de familia debían presentar en las escuelas.
Haciendo uso intensivo del argumento anónimo, sin evidencia científica, “nadie sabe, nadie supo”, el presidente Andrés Manuel López Obrador, y la titular de la SEP han dejado testimonios indubitables de su preferencia por el autoengaño y la mentira.
Para seguir encubriendo sus desatinos, ya declararon culpable a la prensa, a los medios de comunicación por reproducir el texto que, de forma y de fondo, exculpaba al gobierno de cualquier responsabilidad en caso de que los escolapios pudieran resultar afectados por el coronavirus.
La instrucción presidencial de iniciar el próximo ciclo escolar a como de lugar -llueva, truene o relampaguee- ha ocasionado una serie de equívocos como nunca antes (López Obrador, dixit), cual fiel reflejo de lo que es el gobierno cuatroteísta: desorden y caos.
El perlario en la narrativa oficial es de antología y puede enriquecer la enciclopedia de excusas y pretextos Aquí una breve, pero sustancial recolección de las contradicciones:
-La carta compromiso es producto de la politiquería.
-Los que la difundieron la carta son los que están en contra de la transformación.
-AMLO: No tuve que ver con la carta, fue una decisión abajo.
-La carta compromiso que se presentó en la mañanera “es falsa” y no es oficial.
-La carta no es obligatoria.
-Solo se trató de “un análisis”, para reuniones con autoridades estatales.
-Es un borrador, que ya fue eliminado.
-La carta de “corresponsabilidad” queda fuera del protocolo (los 10 mandamientos o decálogo).
De acuerdo con lo dicho por Delfina Gómez, el texto de la carta fue realizado en los primeros meses de la pandemia y este no eximía a la SEP de su responsabilidad, que ahora trata de evadirse.
Pero no es únicamente dicho escrito, sino también sus implicaciones en todo el sistema educativo en donde, además de las limitantes en infraestructura, hay inquietud e intranquilidad en algunos grupos de los trabajadores de la educación, no muy convencidos de reiniciar labores, ante el repunte de contagios y decesos de los días recientes.
Las contradicciones en momentos como los actuales, hablan de la irresponsabilidad y ligereza del ejecutivo federal que se concreta a repetir prohibido prohibir, como si con eso se solucionaran los problemas y carencias.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Para regocijo presidencial, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó el recuento total de la votación de la elección a la gubernatura de Campeche, que podría echar abajo el triunfo de Layda Sansores.
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