Sin ocultar ya sus intenciones estatistas, el presidente Andrés Manuel López Obrador, adelantó que prepara una especie de “golpe de Estado blando” al sistema financiero nacional, al inaugurar las primeras sucursales del Banco del Bienestar
Sólo le falto decir: “ya nos saquearon, no nos volverán a saquear”, para justificar esta mini estatización de la banca, toda vez que dicha institución financiera no sólo manejará los recursos de la totalidad de los programas sociales, que para este año se estiman en 350 mil millones de pesos.
Encarrerado en sus proyectos, que no siempre se cumplen en las fechas anunciadas, el primer mandatario quiere, desde ahora, garantizar la viabilidad del Banco del Bienestar, al indicar que también la nómina de la burocracia federal irá a parar a ese intermediario financiero.
Y no conforme con ello, también pretende hacerse de las remesas que envían los mexicanos del exterior, que para este año se calculan en 48 mil millones de dólares, es decir, algo así como un billón de pesos, anuncio que no debió ser muy del agrado de Ricardo Salinas Pliego, que es uno de los principales beneficiarios de este concepto.
Obsesivo y desconfiado como es, López Obrador también anticipó que las sucursales del gobierno contarán con coordinadores y comités en cada una de las dos mil 700 sucursales que pretende establecer, a fin de vigilar su funcionamiento.
Como es de suponerse, serán los “servidores de la nación” -su ejército electoral- quienes encabecen estos comités, aun cuando su credibilidad y honestidad se encuentren en entredicho.
Si bien no lo reconoció de manera explícita, López Obrador dijo que en lo sucesivo todos los apoyos se harán de manera directa a través de tarjetas bancarias, para evitar tentaciones y la conocida práctica de “piquete de ojo”, porque si se entrega el dinero en un sobre, ahí le sacan un billete y ya no llega completo.
De acuerdo con cifras dadas a conocer por el primer mandatario, de arranque, dicha institución financiera, manejará recursos por 350 mil millones de pesos, que es el monto actual de sus programas sociales: sembrando vida, adultos mayores, jóvenes construyendo el futuro, becas, etcétera. Cifra que, para 2024 totalizaría más de 600 mil millones de pesos.
Si a lo anterior, se agrega la nómina de todas las dependencias y organismos a nivel federal, que sería un monto anual muy probablemente más significativo al que destina en los programas sociales, el Banco del Bienestar estaría manejando recursos que, presumiblemente, beneficiarían a más de 25 millones de familias, según los cálculos lopezobradorianos.
Y no es por ser mal pensados, pero que el gobierno esté en posibilidades de “jinetear” anualmente dos billones de pesos o más, es una tentación muy grande, por muy cuatroteístas que sean quienes manejen dicho banco.
La experiencia como banquero del gobierno actual deja mucho que desear, pues en lo que va de esta administración el Banco del Bienestar -antes Bansefi- opera con déficits y su cartera vencida ha crecido más del promedio nacional.
Esperemos que este “banco del pueblo” no termine convirtiéndose en otro elefante blanco, se traduzca en una nueva deuda o que los mexicanos tengamos que exclamar: “ya nos volvieron a saquear”, cuando López Obrador se vaya a su rancho.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Por si se tenía alguna duda del menosprecio del presidente López Obrador a la voluntad popular, en su gira por la Ciudad de México dijo que “se siente bien representado por la Jefa de Gobierno”. Así, de un plumazo eliminó la representación popular que los habitantes de la CDMX le otorgaron a Claudia Sheinbaum, para adjudicársela a su real y soberana voluntad o capricho personal.
@Edumermo