En tanto se logra saber si podrán ser felices los cuatro (Sheinbaum, Monreal, Ebrard y López) de aquí a que el primer morenista del país diga cuál es la corcholata ganadora, el cuatroteísmo se apresta a tener uno o dos candidatos a la Presidencia de la República, con miras a limitar las opciones opositoras.
No se trata, en esta ocasión, de la posible aparición de un “hijo desobediente” dentro del oficialismo que pueda hacerle sombra o competirle al favorecido (a) por el destapador, sino de una trampa politiquera-electorera para reducir a su mínima expresión a los adversarios políticos.
La cuarteta, como es lógico suponer, patentizan a cada instante su fidelidad al guía espiritual del cuatroteísmo y lanzan a los cuatro vientos su entrega absoluta a sus mandamientos, aunque de manera soterrada tejen acuerdos y alianzas al interior de Morena y con otras fuerzas políticas.
Faltan poco más de dos años para el descorche y, sin embargo, ya aparecieron las primeras filtraciones del fuerte chaparrón que se avecina en eso de desprestigiar a cada uno, en lo individual o de manera colectiva a los integrantes de los “cuatro fantásticos”.
Todo hace prever que la actual jefa de gobierno de la Ciudad de México, obtendrá la nominación de parte del Movimiento de Regeneración Nacional; el trato deferente del presidente Andrés Manuel López Obrador hacia ella así lo indica, a menos de que se trate de un “gambito de dama”.
Como es tradición entre la clase política en tiempos de sucesión, Claudia Sheinbaum Pardo niega estar pensando en 2024, aunque sus acciones van más allá de los intentos de ser una buena gobernante para la capital del país.
Algo parecido ocurre con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, el cual podrá de disponer de más tiempo para hacer labor proselitista, una vez terminada la emergencia sanitaria, al dejar de lado sus periplos por el mundo para conseguir vacunas.
El recién llegado al gabinete, con las atribuciones plenas de titular de Gobernación, Adán Augusto López, si bien no estuvo en las primeras listas del titular del ejecutivo, su posición, por sí misma, lo coloca entre los aspirantes. El paisanaje con el primer mandatario constituye su principal atributo o su mayor limitante.
El único que ha expresado abiertamente su deseo de ser el sucesor de López Obrador, a pesar de no haber sido enlistado, es el senador Ricardo Monreal Ávila, quien confía mucho en la labor política desplegada a lo largo de varios años y que, además, se presenta como el único con la marca del cuatroteísmo grabada en la piel.
La debilidad manifiesta de todos los partidos políticos, incluido Morena, los obliga necesariamente a coaligarse. Y es precisamente esta condición de atonía, más evidente entre la oposición, lo que favorece la posibilidad de tener que “adoptar” a uno de los morenistas no nominados.
Sin que sea una garantía absoluta, una dupla presidencial cuatroteísta evitaría una fisura importante en Morena, puesto que uno de los candidatos abanderaría a los aliados y a algunos de los partidos opositores, en la creencia -trampa- que así derrotarían al oficialismo.
Sobre todo, si tomamos en consideración que en la actualidad el PRI padece de “Alito-sis”, el PAN carece de levadura suficiente para esponjarse, en Movimiento Ciudadano sigue habiendo personajes “dantescos” y el PRD se entretiene con “chucherías”.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Mientras México asegura otorgar “regresos humanitarios” a Haití de migrantes de esa nación, la ONU urgió a nuestro país y a otros de América a “abstenerse de expulsar” a haitianos de sus territorios y los alientan a participar en un enfoque regional integral para garantizarles protección.
@Edumermo