La estrella del senador Ricardo Monreal pierde brillo. De los desayunos, casi semanales, que sostenía en Palacio Nacional con el presidente Andrés Manuel López Obrador, han quedado suspendidos hasta nuevo aviso.
Del derecho de picaporte que tuvo hasta antes de las elecciones de mitad de camino, al zacatecano le están aplicando el derecho de admisión.
Sin decírselo directamente, el jefe del ejecutivo ha ido creando un vacío en torno al presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, desde principios de año, cuando no pudo cumplirle el capricho de un periodo extraordinario para sacar adelante la iniciativa de revocación de mandato.
Situación que se agudizó a raíz de los resultados electorales de mitad de camino, donde le abollaron la corona a Morena, tanto en la capital del país como en la zona conurbada del estado de México.
Omitir su nombre en la lista de los denominados “corcholatas” –apelativo con el cual Monreal Ávila no se identifica- para referirse a quienes pueden ser los candidatos del morenismo para suceder a López Obrador, es una forma de hacerlo responsable de esos descalabros.
Ahora, en vez de desayunar chilaquiles y tlacoyos en uno de los untuosos salones de Palacio Nacional con el inquilino temporal que lo ocupa, tiene que conformarse con encuentros cercanos con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
Atrás quedaron las fotografías en donde el jefe del ejecutivo aparecía sonriente, departiendo con uno de los líderes del legislativo. En los días que corren, Ricardo Monreal padece de un estrecho marcaje personal, no sólo de parte de la presidenta de la Mesa Directiva del Senado, Olga Sánchez Cordero, sino del paisano del presidente.
En las propias palabras del senador, tales encuentros con López Hernández “se han intensificado, cada ocho, cada 10 días, nos reunimos de manera indistinta, aquí en la oficina o en Bucareli”, presumiblemente para revisar la agenda legislativa, como parte “de la colaboración entre poderes”.
Obvio, no es lo mismo acudir a Palacio Nacional que al Palacio de Covián, pues los acuerdos entre poderes dejaron de tomarse de manera directa, cara a cara. Hoy, existe intermediación del titular de Gobernación y las posibilidades de que se presente el fenómeno conocido como “teléfono descompuesto” se acrecientan.
El análisis de la iniciativa de reforma constitucional en materia eléctrica presentada por el primer mandatario, en una legislatura en la cual Morena y aliados están lejos de tener la mayoría calificada necesaria, constituye la prueba de fuego para los líderes de las cámaras Baja y Alta, en particular para Ricardo Monreal si quiere mantener vivas sus esperanzas de aparecer en la boleta electoral de 2024.
Dada la radicalización de posturas generada por el cambio en el servicio eléctrico propuesto por López Obrador, el senador zacatecano sabe que su futuro político radica en lograr que los extremos acepten hacerle modificaciones sustanciales. De otra manera, sería imposible.
A la par de esta especie de degradación a la cual se ha visto sometido Monreal Ávila, que no le arredra y podría orillarlo a convertirse en una nueva versión del “hijo desobediente”, la “chica de rojo” hace maroma y media a fin de mantenerse como la consentida del “destapador”.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Al ritmo que llevan los decesos por Covid-19, a pesar de la reducción de los mismos en los días recientes, es muy probable que al término de 2021, los muertos –reconocidos oficialmente- sean cinco veces la cifra catastrófica prevista por el vocero de la pandemia, Hugo López Gatell.
@Edumermo