Más tardó Porfirio Muñoz Ledo en advertir el desgajamiento del morenismo, que, en aparecer las primeras fisuras al interior de Morena, dejando de lado el espíritu navideño por las ambiciones personales y de grupo que por más intentos no pueden ocultarse y, lo peor, refrenarse.
Una vez destapadas las corcholatas, la animosidad de las mismas se ha desembocado, y cualquier pretexto es bueno para buscar los reflectores, a fin de que un mayor número de ciudadanos los conozcan y, si se puede, entiendan algunas de sus opiniones, las cuales no difieren en demasía de las expresadas por el destapador.
Como frijoles saltarines, “la chica de rojo”, Claudia Sheinbaum, y el “canciller”, Marcelo Ebrard, tratan de aprovechar la mínima oportunidad para ir ganando adeptos, aun cuando algunos de sus anuncios no vayan a resultar del agrado del pueblo bueno y sabio, ni ser respaldados por el presidente sin nombre.
Así, mientras los morenistas en el interior del país amagan con movilizaciones contra los gobiernos locales que desean modificar o ampliar el cobro de impuestos, aplauden la determinación de la jefa de gobierno de la Ciudad de México de aplicar tres nuevos tributos.
Poco importa que una reciente encuesta del Inegi haya revelado que la CDMX es una de las entidades donde la gente está menos contenta con sus autoridades, o que, en las elecciones de mitad de camino, la mitad de las alcaldías hubiese quedado en manos de la oposición, como manifestación de rechazó al oficialismo.
Por cuanto al secretario de Relaciones Exteriores, no pierde la oportunidad de presumir los respaldos externos a las iniciativas de México para combatir el tráfico de armas o la supuesta aprobación al plan mundial de bienestar, presentado por el mandatario innombrable en su participación en el Consejo General de la ONU.
Sin embargo, en entrevista televisiva reciente anticipó la posibilidad de que en la segunda mitad de 2022 los particulares podrían iniciar la compra de vacunas para combatir el Covid-19. Anuncio que, sin duda, podría no ser del agrado del ocupante temporal de Palacio Nacional. Si bien el gobierno obtendría ahorros por el gasto no realizado, perdería su carácter de benefactor único.
Por su parte, las corcholatas no nombradas -hasta el momento- por el destapador, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, y el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, Ricardo Monreal, sostienen entre ellos entrevistas forzadas, para evitar que diversos diferendos sobrepasen el ámbito político.
El responsable de la política interior ha tenido una semana de éxitos. Tan es así que hace unos días, el imperdonable mandatario sin nombre, le otorgó un 10 de calificación por sus buenos oficios y porque le aligera la carga.
En cambio, el senador Monreal Ávila parece haberse inclinado a hacer patente cierto grado de “rebeldía” respecto de las decisiones presidenciales, al tiempo que hace rounds de sombra con algunos sparrings, como sucede con el Instituto Nacional Electoral y con el gobernador morenista de Veracruz, Cuitláhuac García.
Prácticamente expulsado del paraíso, por haber comido el alimento prohibido de la relativa independencia, el legislador puede enfrentar mayores escollos que sus competidores para alzarse con la nominación de Morena en la candidatura presidencial.
Impedir o, al menos, retardar el desgajamiento del morenismo sería un auténtico milagro de Navidad. Por las disputas soterradas que se observan entre los suspirantes y sus respectivos seguidores, parece poco probable que un acto de magia pueda desvanecer las diferencias profundas existentes.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Todo indica que el “pavo ahumado argentino” que estaba esperando el gobierno actual para saciar sus apetitos, tendrá que esperar mejores tiempos, pues no está en su punto como para ser digerido en este invierno de 2021.
P.D. Esta columna se tomará unos días de descanso, por lo que reanudará labores los primeros días del 2022. En tanto, les desea felices fiestas.
@Edumermo