Haciendo un breve análisis del riesgo político que el país enfrentará en este 2022, debemos de tener primeramente en cuenta las afectaciones al ambiente de negocios, así como la ingobernabilidad democrática que traerán consigo la creciente polarización social y retórica de confrontación por parte del gobierno. La movilización en torno a la Agenda de la 4T en temas como la consulta para la revocación de mandato, el próximo 10 de abril, indudablemente generará un riesgo para la operación de los mercados, en los inversionistas, en las empresas, así como en los propios gobiernos a nivel internacional y local.
El constante debilitamiento de los organismos autónomos del Estado, la ineficacia en el funcionamiento de las instituciones, la incertidumbre jurídica, el retraso en las obras emblemáticas del gobierno y la reactivación de la idea de acotar al INE, junto con el innegable aumento en la concentración de poder que se seguirá viendo en torno a un solo individuo: el presidente de México, acompañados del éxito en las urnas en relación a las gubernaturas que estarán en juego este año, seguirán reflejándose en la mediocre tasa de crecimiento económico esperado.
La persistente polarización genera una perpetuación de las malas prácticas gubernamentales. La consulta de revocación de mandato, por su parte, perpetuaría la inestabilidad política. Así, las herramientas preferidas por parte de la administración en turno, por ejemplo, para seguir atacando al INE, desprestigiarlo y estrangularlo a través de ajustes presupuestarios, seguirán teniendo eco en aras de legitimar su mal llamada “consulta de ratificación”. Ello, denota una clara regresión democrática, que no manda buenas señales al exterior.
La consulta, NO entendida como el instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de confianza, pero SÍ como el tan anhelado acto de propaganda por parte del presidente, aunado al incremento en los montos destinados a los programas sociales y a los grandes proyectos que siguen sin concretarse, solo traerá consigo más recortes y una mayor austeridad.
Participación no es propaganda. Luego entonces, participar en este ejercicio frívolo de consulta equivale a seguir apoyando el derroche, la pérdida de recursos en un asunto que, como acertadamente han apuntado varios analistas, sólo le interesa al presidente.
No nos confundamos, la revocación de mandato, tal cual la visiona el titular del ejecutivo federal, en tiempos electorales, pone en riesgo la supervivencia de la democracia directa, representativa, conlleva mayor corrupción, debilita la economía, y mantiene la ejecución militar en el centro de las actividades gubernamentales.
Tengamos presente que, sea cual sea el resultado de la consulta, no será el que el presidente busca. Por tanto, el riesgo político aumentará, de la mano de finanzas públicas frágiles, que no generarán certidumbre, pero sí desincentivarán la inversión privada. Todo ello en un escenario, nuestro país, en el cual continúa la amenaza del crimen organizado, las persecuciones y el terrorismo fiscal, así como el riesgo que nos implica la conflictividad interna de Estados Unidos, de regresar su populismo al concierto mundial.
La decisión es suya…