Ha transcurrido la mitad del sexenio de AMLO, y ha padecido hasta el momento, al menos dos grandes derrotas. La primera, la derrota de su “revocación de mandato”, y la segunda, su “reforma eléctrica”.
La primera, se trató de una consulta maquiavélica, que nadie le solicitó, y cuyo resultado era intrascendente, pues de cualquier manera nunca contempló irse a su casa.
No sabemos a ciencia cierta, cuánto nos costó la revocación de mandato, sin embargo, sabemos que el INE aprobó un presupuesto de 1,692 millones de pesos para realizar este ejercicio. A esta cifra hay que sumar la compra de votos, el acarreo de personas, los funcionarios tanto federales como locales con elevados sueldos que faltaron a sus labores y en flagrante violación de la ley se fueron a hacer campaña. ¿Todo para qué? Para que al final su revocación no fuera vinculante, pues no se llegó al 40 por ciento de los votantes de la lista nominal que exigía la ley. Faltarían líneas para escribir aquí todo lo que se pudo haber comprado con ese dinero, comenzando por medicamentos contra el cáncer y vacunas.
Su segunda derrota, la tuvo el pasado domingo ante la Cámara de Diputados, ya que los legisladores de oposición no aprobaron su reforma eléctrica. Con 223 votos en contra y 275 votos a favor fue rechazada en lo general la iniciativa de reforma eléctrica de AMLO en el pleno en San Lázaro, ya que requería 332 votos. Lo anterior, a pesar del acoso a los medios y de la presunta compra de legisladores. Otro despilfarro de dinero para nada.
Lo cierto es que el Presidente, ese candidato crítico, aguerrido y prometedor, está siendo desmoronado cual castillo de arena, y se ha vuelto víctima de sus propias mentiras. Ha quedado a relucir su verdadero ser, su perfil de dictador y su síndrome de mitomanía.
El hecho es que, a pesar de sus buenos discursos y promesas nunca bajó el costo de la gasolina, el gas tampoco, el desempleo aumenta al igual que la luz y el agua, esta última, por cierto, cada vez mas escasa.
Ya lo decía Aristóteles “la turbulencia de los demagogos derriba los gobiernos democráticos”.