Los mexicanos siempre recuperamos la esperanza que se destroza cuando vivimos una emergencia, el silencio que de ahí surge se transforma en un grito de unidad, de hermandad y de solidaridad para enfrentar con coraje y decisión esos momentos difíciles y ayudar a quién más lo necesita.
Unidos y de la mano nos ponemos de pie para construir una nueva historia y así lo hemos demostrado ante las tragedias que han azotado a nuestro país. El viernes 19 de septiembre recordamos que hace 40 años un terremoto sacudió a la Ciudad de México, pero también sacudió a millones de conciencias y corazones.
Ese día y los que siguieron, la gente salió a las calles a salvar vidas, a mover escombros, a levantar albergues, a donar y recolectar víveres, a llevar comida y consuelo. Los ciudadanos se organizaron para hacer frente a las pérdidas, que fueron muchas, y responder a la parálisis de un gobierno que no supo actuar y que lo hizo después con gran lentitud.
32 años después, la capital y otros estados sufrieron un fuerte sismo, la solidaridad de los mexicanos no se hizo esperar, vimos imágenes de auxilio y ayuda en las zonas más afectadas; esta vez con una sociedad civil más organizada, con el apoyo de ONG´s y un gobierno que activó de manera inmediata sus protocolos y programas de seguridad y de reconstrucción.
Esa solidaridad es la que identifica y hace diferente a México del resto del mundo, la hemos sentido y vivido en otras situaciones como en Acapulco, que ha enfrentado devastaciones de huracanes como Paulina en 1997, Ingrid y Manuel en 2013, Otis en 2023 y John en 2024, donde la mano de la población llegó antes que la de las autoridades. Recordemos que en 2023 los tres niveles de gobierno minimizaron las alertas de la magnitud de Otis, las consecuencias todos las conocemos.
Y recientemente, el 10 de septiembre en la Ciudad de México, en las inmediaciones del Puente de la Concordia en Iztapalapa, se volcó y explotó una pipa de gas, tristemente cobró vidas y dejó a muchas personas heridas. Quienes estaban cerca del lugar se dirigieron a la zona del desastre sin importar el riesgo, lo único que valía era ayudar, porque el sentimiento era uno, salvar vidas.
En hospitales, como el del IMSS “Magdalena de las Salinas”, llegó la ciudadanía, instaló carpas y ofreció comida a los familiares de las víctimas, donó medicamentos para cubrir las carencias de esas instituciones, se presentaron médicos especialistas a ofrecer sus servicios y muchas acciones humanitarias más.
Esa es la solidaridad del mexicano, sus esfuerzos son más grandes y rebasan por mucho el actuar de las autoridades, como lo expresado por la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, el 17 de septiembre al anunciar la creación de un Comité de Solidaridad, dijo que “… el objetivo de este Comité será recibir y administrar donaciones y aportaciones solidarias para las personas lesionadas…”.
Con esto se evidenció que una de las ayudas tendría que salir directamente de los donativos hechos por los ciudadanos, quienes siempre están dispuestos a donar de corazón, y que el gobierno de la CDMX sería solo un ente administrativo de esos recursos.
¿Por qué instalar un Comité que recabe donaciones cuando el gobierno de la Ciudad de México tiene presupuesto?, tan solo en este año, de acuerdo al periódico El Universal, se han pagado más de 33 millones de pesos en tres conciertos masivos: Lupita D´alessio el 10 de mayo en el Zócalo, Fermín Muguruza el 31 de agosto en el Monumento a la Revolución y Residente el 6 de septiembre en la Plaza de la Constitución.
Ante los cuestionamientos de la opinión pública por la pretendida creación del Comité de Solidaridad, este martes 23 la Jefa de Gobierno anunció su suspensión.
Solo nos queda reflexionar que la solidaridad de los mexicanos es una fuerza que el gobierno no puede ni debe normalizar como una de las primeras líneas de respuesta ante una tragedia.
La rentabilidad de nuestra solidaridad no debe medirse en donaciones que el gobierno pretenda administrar, porque no es un botín, sino en la responsabilidad de las autoridades para prevenir, responder y proteger a sus habitantes ante las emergencias.
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Marcos Palafox Martínez | |
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