La automatización de procesos no solo se da en la industria y en las empresas, sino en la casa y en la vida de las personas. Con el continuo avance tecnológico aparecen aplicaciones (apps) que nos ayudan a resolver de manera fácil y rápida las tareas que antes hacíamos de manera manual, rutinaria y a las que les dedicábamos demasiado tiempo.
Antes teníamos que ir al banco para pagar una compra, nos formábamos para llegar a la ventanilla y una vez realizado el depósito había que esperar a que se reflejará en la cuenta del negocio para que nos entregaran la mercancía. Hoy todo eso ha cambiado porque el mundo tecnológico nos resuelve las necesidades de forma instantánea.
Solo basta con bajar una app en el celular o entrar a la página electrónica, de acuerdo a lo que se quiera hacer, para acceder de forma sencilla y tenerlo al instante. Esto es la Cultura de la Inmediatez en la era digital donde todo está a tan solo un click.
Sea para utilizar nuestra voz y pedirle a Siri (asistente virtual de Apple) encienda las luces y ponga música en casa, nos comunique por teléfono con alguna persona o busque información por internet. Además, con las apps podemos entrar inmediatamente y a cualquier hora al banco, al supermercado, a las tiendas de ropa o comida, así como consultar noticias, pagar los servicios del agua, luz, telefonía, entretenimiento, entre otros.
Por esa facilidad, todo lo queremos al momento y esto nos está llevando a la costumbre de no esperar. Si la respuesta llega a tiempo y como la queremos estamos contentos; si tarda, nos impacientamos o estresamos.
Esto se refleja desde que iniciamos con la búsqueda de la información en internet, según Google el 53% de los usuarios abandonan el sitio web que quieren visitar si tarda más de tres segundos en cargar, es decir, se cae en una desesperación por la lentitud en el acceso.
En la Cultura de la Inmediatez las expectativas y demandas están condicionadas por la necesidad de obtener respuestas instantáneas o en el menor tiempo posible.
Si se requiere información de un tema, solo hay que dirigirse a los buscadores y en cuestión de segundos aparecen los datos, sin mayor esfuerzo de investigación. Si queremos pagar un servicio o hacer una compra, con hacer la transferencia electrónica es posible, evitando filas y ahorrando tiempo. Si queremos la despensa, comida o el transporte, tan solo hay que pedirlo por la app y en tan solo unos minutos están tocando a la puerta para entregar lo solicitado o recogerte, solo por mencionar algunos ejemplos.
En México, de acuerdo a la ENDUTIH 2024, más del 35% de los usuarios de la web compran en línea, 33% la usan para pagos online y el 30% hace operaciones bancarias, es decir, un tercio de la población realiza estas prácticas buscando obtener resultados inmediatos.
Las compras en línea están generando que los compradores sean más exigentes, según Deloitte (firma líder en servicios profesionales) el 70% de ellos considera importante la entrega del producto al día siguiente. Esta exigencia se convierte en un problema de la inmediatez porque el comprador se impacienta, se frustra y se enoja.
Es así que en la Cultura de la Inmediatez cada vez más las necesidades son satisfechas al instante por la tecnología, eliminando el esfuerzo, la espera y la satisfacción que proviene del logro, pero también se genera una dependencia y adicción al mundo digital que te “resuelve todo”.
En la prisa por hacerlo todo más rápido, olvidamos que no todo lo valioso se mide en segundos. La inmediatez nos promete eficiencia, pero nos roba paciencia, presencia y conexión. El verdadero reto está en usar la tecnología de manera consciente y responsable, para que nos acerque a lo esencial en lugar de alejarnos de ello.