Las personas, los pueblos y las comunidades indígenas, así como los pueblos y barrios originarios, se han visto afectados por un contexto de desigualdad y discriminación en la impartición de justicia en el país y sus derechos, reconocidos en la Constitución federal y local, también se han visto reducidos a meros formalismos, subrayó Belem Bolaños Martínez.
La candidata a Magistrada de Circuito en Materia Penal en la Ciudad de México lamentó que hoy predominan en los tribunales federales y locales la discriminación, lentitud y rigidez en los procesos en los que están involucradas personas de estas comunidades, lo que profundiza el conflicto, en lugar de solucionarlo.
Por ello, la también juzgadora y académica universitaria considera prioritario reforzar las medidas para lograr la igualdad y reconocer, también, las características que identifican a sus integrantes.
En su opinión, se deben considerar derechos como el reconocimiento como pueblo, considerarse a sí mismos diferentes, pero indispensables para su existencia, bienestar y desarrollo integral, así como su autodeterminación o autogobierno en sus asuntos, como sistemas docentes en su idioma.
Así como determinar las responsabilidades, mantener sus propias costumbres, tradiciones, procedimientos, prácticas y sistemas jurídicos, mantenimiento de la identidad conforme a sus costumbres y tradiciones, y actividades de carácter espiritual, cultural, político, económico y social.
“Porque cuando una persona de un barrio originario se encuentra involucrada en procesos judiciales, los derechos de acceso a la justicia y a una tutela judicial efectiva deben tener alcances mayores”, enfatizó Bolaños Martínez.
Por ello, dijo, “debemos implementar y conducir procesos sensibles que consideren sus costumbres y especificidades culturales, porque toda persona, con independencia de su lugar de origen, tiene el derecho de ser juzgado dentro de los plazos y términos que fijen las leyes, para acceder de manera expedita a tribunales independientes e imparciales, a plantear una pretensión o a defenderse de ella, con el fin de que obtenga una resolución que dirima el conflicto planteado.
En ese sentido, puso como ejemplo el lenguaje, ya que la palabra se va transformando en creadora de acuerdos, en posibilidad de diálogo entre dos que, en principio, no hablan el mismo idioma y en un tribunal entre el impartidor de justicia y el ciudadano.
“Por eso no es útil un proceso judicial rápido y con suficiencia jurídica si las personas a quienes va dirigida esa resolución no la entienden, porque la validez o racionalidad comunicativa de una sentencia solo hará posible que un juicio sea justo y eficaz cuando sea comprensible”, aseveró la juzgadora.
Subrayó que vivir en un país multicultural impone a los tribunales a avanzar en agendas que faciliten la comprensión de lo que pasa en un proceso judicial, “porque esa es la función social, humana y empática que esperamos de los jueces y que fue una de las causa que motivaron la reforma de septiembre de 2024 para elegir democráticamente a los jueces”.
Por ello, Belem Bolaños expresó su compromiso a las y los vecinos de Iztapalapa, que de llegar a ocupar una magistratura de circuito, “no solo garantizaré el respeto a la dignidad de las personas, sino garantizaremos la protección de sus derechos y resoluciones claras precisas y concisas”.
Y es que, abundó, es necesario abandonar la visión de una sociedad homogénea y buscar la convivencia armónica entre grupos étnicos, culturales, religiosos o lingüísticamente diferentes, valorando, protegiendo y fomentando la diversidad, así como la resolución de conflictos bajo un modelo inclusivo y sin discriminación.