A dos días de cumplirse el primer aniversario del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en la Sierra Tarahumara, la iglesia católica recordó que la violencia en México “no es nueva” y parece agudizarse, en lugar de dar tregua.
El asesinato de los religiosos Javier Campos y Joaquín Mora,cometido en el altar del templo de la comunidad de Cerocahui,el 20 de junio del año pasado sacudió a la sociedad mexicana y amplificó el reclamo de justicia y el término de la impunidad, dijo.
Desde el editorial del semanario Desde la Fe, la arquidiócesis primada de México señaló que este hecho unió a las víctimas de la violencia para demandar y trabajar por una paz social producto del encuentro y no “de acallar las voces, ni de consensos de escritorio; no es la paz efímera que hace sólo a una minoría feliz”.
La jerarquía católica apuntó que siempre estarán del lado de las víctimas porque esa es su vocación y sostuvo que las causas de la violencia en el país son diversas y complejas, por lo que la solución a esta problemática también demanda acciones complejas.