Chapulines, gusanos de maguey, hormigas chicatanas y jumiles son protagonistas de diversas recetas de la cocina del estado de Oaxaca que es reconocida por platillos como los tamales, moles, tacos, salsas y tlayudas que integran como ingrediente principal a los insectos, alimento que destaca por su sabor, variedad y valor nutrimental: proteínas, hierro, fósforo, zinc, calcio y fibra.
En Oaxaca es popular consumirlos enteros o molidos; preparados con ingredientes como el jitomate, chile, calabaza, cacao o hierbas aromáticas, además de integrarlos a platillos fritos, guisados o asados. Excelente acompañante del mezcal, bebida que se caracteriza por tener un gusano de maguey dentro de su botella, así como de la sal que se elabora con chapulín y chiles secos.
Los insectos están presentes en la dieta de los mexicanos desde tiempos ancestrales, son parte de la cultura culinaria; Hanibal Ortiz, integrante de la Cooperativa Gastronómica Huaje, explicó que alrededor de 26 variedades de insectos aportan sabor y nutrientes a la gastronomía de Oaxaca. “La comida prehispánica a base de insectos comestibles (entomofagia) continúa presente en la dieta de varias comunidades de nuestro estado; existe registro histórico que a la llegada de los españoles se consumían 535 tipos de insectos en toda Mesoamérica”.
Oaxaca es uno de los estados en donde más se consumen los insectos, “hoy seguimos disfrutando de platillos inspirados en los chapulines, hormigas chicatanas, gusanos de maguey, así como los cocopaches, cuchama, pochocuil, ticocos, chicharras de nopal, ahuate, vinagrillo y grana cochinilla, entre otros”. Muchos se consiguen en temporada, como las chicatanas que salen durante las lluvias de junio o los chapulines, que abundan principalmente en la época de frío.
Las investigaciones de Gastronómica Huaje documentan que en Oaxaca se consumen alrededor de 26 variedades que “a pesar de su apariencia aportan grandes beneficios a la salud como las proteínas, hierro, fósforo, fibra y calcio. Nuestros antepasados los consideraban como el principal alimento para sus emperadores y guerreros, gracias a su alto valor nutritivo”.
Convencido de sus beneficios, Hanibal ha recorrido diversas regiones de Oaxaca en donde difunde el valor y características de los insectos. “Entre las recetas que es posible preparar están el mole de cocopache con chile negro, el delicioso estofado de aceitunas con cuchama (larva de mariposa) o el mole de chicatanas con chile costeño amarillo”.
Para Petra Cruz, palmeadora de tortillas, ingredientes como el maíz y los chapulines son un sustento de vida; “si sólo tienes tortillas las puedes acompañar con chapulines y ya tienes un taco, un alimento muy completo y saludable”.
En Tlaxiaco, región de la que es originaria, se consumen los alimentos por temporada; las hormigas chicatanas las compra a los vendedores de La Costa y las prepara en salsa con chile puya o guajillo que dora en su comal, agrega ajo, un poco de sal y los muele en el molcajete junto con las chicatanas.
Petra prepara tortillas con maíz blanco, amarillo, colorado o azul, prefiere el que se genera en la Mixteca “conservamos y preservamos nuestras tradiciones al preparar tortillas con maíz nixtamalizado “ingrediente que fusionamos con los gusanos de maguey y una salsa preparada con chiles secos y jitomate asado”.
A ella la encontramos en el Barrio San Miguel en Tlaxiaco, “anteriormente vendía en el mercado Juárez y cuando la venta estaba baja, compraba 10 o 15 pesos de chapulines y preparaba uno o dos tacos y así tenía una comida completa con la energía para todo el día”.
El productor e investigador Jesús Ortiz, conocido en el medio como Chucho Espina, destaca la importancia de conocer el valor de los insectos y para ello ha generado un nuevo concepto en torno al maridaje de mezcal con botanas preparadas con chapulines, hormigas chicatanas y gusanos de maguey, entre otros. “El sabor del destilado se enaltece al hacer sinergia con las texturas y aromas de estos ingredientes que están presentes en la cocina desde tiempos prehispánicos”.